Copas
Real Madrid: confirmar el favoritismo
Corren aires de tranquilidad, seguridad, orden e infalibilidad por Madrid. El optimismo es moneda diaria por la capital española y lo cierto es que los resultados no pueden arrojar otro sentimiento. El liderato en el torneo doméstico de forma invicta tras visitar nada menos que el Vicente Calderón y el Camp Nou, ha rejuvenecido la ilusión de los seguidores del Real Madrid para con una liga que últimamente se deja ver en reiteradas ocasiones por tierras «enemigas». A este provechoso indicio se le añade la participación entre los 16 mejores de la UEFA Champions League tras la clasificación obtenida con una jornada de antelación al cierre de la fase de grupos.
Desde la llegada del exjugador Zinedine Zidane, el juego no ha sido brillante pero sí efectivo. El entrenador oriundo de Marsella ha incidido de forma rotunda, aplicando su impronta desde la gestión de un (siempre) convulsionado vestuario. Desde fuera se percibe que los Vicente Del Bosque, Carlo Ancelotti o el mismo Zizou son del agrado de las distintas plantillas blancas. Zidane, al igual que Ancelotti, recaló en un equipo que vivía o había coexistido con una época de convulsiones a nivel público y privado. Con aparente frialdad y respuestas cortas y «aburridas», Zinedine consiguió el apoyo o mejor dicho, la no crítica constante de complicados medios locales.
Es un hecho que tras la consecución de la Undécima, es dificultoso analizar fríamente la manera o el camino por el cual se había transitado para obtener dicha competición. Lo cierto es que las grandes individualidades depositaron al Real Madrid en otra final pese a no ser superior en el global de cada eliminatoria. Duelos que se fueron volcando a favor de forma natural o por inercia debido al nivel de cada contrincante en cada fase (Roma, Wolfsburgo o Manchester City). Ya en la final ante un Atlético Madrid de brillante trayectoria, la posible falta de rebeldía de cara a la búsqueda del triunfo o un alto grado de conformismo del entrenador rival, y los penales, decantaron la balanza a favor.
La parcela ofensiva presenta en la actualidad una ausencia significativa: Gareth Bale. Y Álvaro Morata volvió a jugar unos minutos el pasado fin de semana tras lesión. El canterano contaba con más minutos y mayor reconocimiento de forma gradual, lo inverso a su compañero Karim Benzema. Pese a ser atacantes diferentes, cada uno aporta sus propias aptitudes dependiendo del momento o del rival. Mientras, el galés era hasta antes de su salida en Lisboa, la pieza más importante en la delantera merengue debido a su desequilibrio constante, acierto de cara a puerta y constantes asistencias. El trío en ataque seguramente estará formado por Cristiano Ronaldo, Benzema y Lucas Vázquez, quien auxilia por su sector a Dani Carvajal y, tras su repliegue en la medular, el conjunto madridista muta del 4-3-3 con balón al 4-4-2 sin él.
En la mitad de la cancha, tras la convocatoria de Toni Kroos, es evidente que el medio soñado por el técnico sería el formado por Casemiro como mediocentro posicional y el alemán junto a Luka Modric a su lado como interiores. Pero las lesiones han lastrado al conjunto español en estas últimas semanas y si bien está la opción de que el ancla brasileño sea titular porque sus aportaciones en cuanto a minutos va in crescendo, hemos visto a un Modric excelso como volante de contención y reparto de juego. Junto al croata, el despliegue sempiterno con y sin el esférico de Mateo Kovacic y un Isco que se halla en un gran momento de forma (el esquema 4-3-3 puede variar a un doble pivote formado por los croatas y tanto Isco o el suplente James adelantan su posición a la de mediapunta formando un 4-2-3-1). La duda en caso de que Casemiro se encuentre en perfectas condiciones (junto al imprescindible Modric) es saber quien será el sacrificado entre Isco y Kovacic para formar la medular.
En la zona defensiva, la portería estará ocupada por Keylor Navas tras el inicio de temporada con Kiko Casilla por lesión del costarricense. Los laterales serán Carvajal y Marcelo y la mayor incertidumbre se halla en la pareja de centrales. Sergio Ramos es inamovible para el DT, entonces el lugar restante lo disputan Pepe y Raphael Varane. El portugués continúa siendo un defensa de élite y lo demostró en la pasada Eurocopa, pero el joven francés ha dejado muestras de recuperación y confianza en su juego. Eficaz en la marca, insuperable en el juego aéreo, preciso en cada cobertura y la misma velocidad con la que asombró en aquel envite ante el Barcelona en la era José Mourinho. Difícil decisión para el ex crack del fútbol mundial.
La desasistencia al tridente atacante, la imprecisión en la iniciación hasta que Modric acude al rescate, desnudan a un equipo con graves problemas en la gestación y en la elaboración del juego. La conexión ideal del Madrid es Varane-Modric-Marcelo, en este caso el ataque fluye y el contrincante sufre. Un claro ejemplo en el ataque posicional u organizado de este equipo se puede observar en cada partido ante rivales que le ceden la iniciativa y el Real se atasca una y otra vez. Nombres propios con los que el campeón de Europa pasó apuros ante equipos de menor fuste abundan, sobre todo en casa, en el Santiago Bernabéu. Sporting de Lisboa, Eibar, Leganés o Sporting de Gijón estuvieron muy cerca de transformarse en pesadillas, amenazando una racha invicta de más de 30 cotejos que salvo contadas ocasiones (Borussia Dortmund, Betis y Atlético de Madrid) se mantiene gracias al peso de lo individual por encima de lo colectivo. En Japón, el Real Madrid deberá confirmar su favoritismo de cara al Mundial de Clubes, con juego o resultados, pero a corto o mediano plazo, de no modificar ciertos aspectos en el juego sufrirá las consecuencias. Debemos desmitificar el «equipo que gana no se toca» porque en la victoria es quizás cuando más se debe buscar alternativas y errores para corregir y así evolucionar y no ser perenne.
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- AUTOR
- Nicolás Quiroga
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