Copas selecciones
Grandes equipos: Turquía 2002
Casi todos los torneos de fútbol del mundo tienen sus equipos revelación, aunque el Mundial de Corea-Japón tuvo varios. Senegal divirtió a más de uno con su velocidad y el pique venenoso, en ese entonces, de El Hadji Diouf. Los coreanos no divertían, pero corrían sin parar y varios iban a marcar al ‘4’ de sus rivales y la gente los amaba solo por eso. Dentro de ese grupo apareció Turquía, un equipo plagado de caraduras atrevidos que finalizó como uno de los mejores conjuntos de ese torneo y hasta tiró lujos y rompió récords.
Si hablamos de este team, lo primero que se le viene a la cabeza a casi todos es la lambretta que Ilhan Mansiz le tiró a Roberto Carlos. Sin ir más lejos y sin generalizar, seguramente los argentinos recuerden ese jugada y la eliminación de la albiceleste en primera ronda, pero regresando al tema principal cabe destacar que un turco dejó en ridículo a uno de los mejores laterales de la historia y que encima nació en un país donde los carrileros se compran en los supermercados. Igualmente, esa genialidad no fue todo lo que hicieron estos muchachos en ese torneo y a continuación detallaremos cada uno de sus triunfos.
Su llegada a tierras asiáticas no fue la más fácil, aunque tampoco vamos a decir que fue complicada porque estaríamos mintiendo de manera alevosa y criminal (?). Primero quedaron en el segundo puesto del Grupo 4 de las Eliminatorias de Europa, solo por detrás de la Suecia de Zlatan Ibrahimović, y si miramos a los demás integrantes de la zona solo una catástrofe los podía dejar afuera. A pesar de esto, nuestros héroes tuvieron que jugar un repechaje contra Austria, en una serie accesible: el primer partido fue apretado (victoria 1-0) y el segundo, un baile terrible (5-0).
Con el pasaje en la mano, los comandados en ese entonces por Senol Gunes esperaron el sorteo de grupos y luego de esa cháchara que arma la FIFA cada cuatro años, donde todos nos quedamos embobados, los turcos supieron que jugarían frente a Brasil, Costa Rica y China. ¿La zona de la muerte? Claramente no, porque los argentinos se acuerdan perfecto cuál fue ese grupo y mejor hablemos de otra cosa, porque más de uno ya tiró un insulto al viento.
El 3 de junio de 2002, Turquía debutó frente a Brasil y los ojos del mundo se posaron en ese partido. No por ellos, sino por el rival que llegaba con un Ronaldo de peinado a lo Martín Palermo en 1998. Todos presumían una victoria sencilla para los brasucas, pero la historia fue diferente, porque los que se pusieron en ventaja fueron los turcos gracias a un tanto de otro player muy recordado de ese torneo, el pelado Hasan Sas. Los memoriosos recordarán que, más tarde, los brasileños llegaron al empate con un tanto del Fenómeno y luego el árbitro el surcoreano Kim Young Joo les dio un penal que el crack Rivaldo cambió por gol. Finalmente, fue victoria para el Scratch por 2-1, pero cuando las papas quemaban apareció Mansiz e hizo que los ojos se nos llenaran de magia, porque a pesar de ir abajo en el marcador tiró la jugada que comentamos más arriba y dejó en claro que estos hombres no venían de vacaciones al Mundial.
El siguiente encuentro fue ante Costa Rica, en la previa el choque más importante para ambos en busca de la clasificación. No había que ser físico nuclear para saber esto, ya que todos suponían que caerían contra Brasil y le ganarían a China. De esa manera, este partido decidiría el futuro de los dos equipos en la competencia. ¿Resultado? empate 1-1. La cuenta se abrió con un tanto de uno de esos jugadores que parecían mágicos, pero que jamás despegaron del todo. Hablamos de Emre Belözoğlu, por esos años en el Inter y de paso por Atlético de Madrid. Con el 1-0 en contra, los ticos se volcaron al ataque y aprovecharon las falencias defensivas de su rival, las cuales a lo largo del torneo fueron muchas, y lograron la igualdad. Tras una mala salida de Rüştü Reçber, clavaron el empate con un zapatazo de Winston Parks.
El último choque, como dijimos, fue frente a los chinos y aquí la idea era golear, porque la diferencia de gol era fundamental para conseguir el pase. Dicho y hecho, Turquía hizo lo propio y goleó a China por 3-0 con goles de Hasan Sas, Bülent Korkmaz y Ümit Davala. Como los costarricenses cayeron 5-2 con Brasil, el pase fue para los europeos, quienes con un pie en los octavos jugaron más sueltos, aunque claramente contra un adversario de nivel muy inferior.
Y llegamos a los octavos de final nomás, y aquí los esperaban uno de los equipos locales: Japón. Los nipones llegaban motivados por la localía y entre sus filas tenían a Hidetoshi Nakata. Cuestión, todo pintaba como un choque complicado y así lo fue hasta que Seigo Narazaki, el Benji Price local, salió a buscar una carta al medio del área justo cuando tiraron un córner y Ümit Davala solo tuvo que empujar el esférico al buzón, ya que venimos con comparaciones del correo.
Tras el batacazo de dejar afuera a los japoneses, los turcos ya comenzaron a pensar en los cuartos de final y ahí lo esperaba Senegal, una de las cenicientas del campeonato que venía de derrotar a Suecia, ese mismo conjunto que dejó en la primera ronda a la Argentina con el golazo de Anders Svensson. Yendo al punto que realmente nos interesa, este enfrentamiento entre Turquía y los senegaleses se vendía como un partidazo en la previa y no defraudó. Sin embargo, los dos equipos no tuvieron finos a sus delanteros y por eso hubo que esperar hasta el tiempo suplementario para ver al balón dentro de la portería.
El dilema, para quien vería la pelota dentro de su arco y a los adversarios de festejo, era que eso decretaba su eliminación directa, porque por ese entonces todavía se utilizaba el siempre mal visto Gol de Oro. El verdugo de los africanos fue nada menos que Mansiz (¿todavía hace falta que les diga quién es?), que con un toque sutil desvió un centro y desató el delirio de todo el plantel. Gol, clasificación y a las semifinales. Con seguridad, ni el más soñador de los hinchas turcos pensó que su combinado nacional iba a llegar hasta esa etapa de aquel Mundial, pero sucedió.
Con la satisfacción de haber hecho un papel más que importante, estos muchachos salieron a jugar la semifinal nada menos que con Brasil, el mismo que los había derrotado en la primera fase. Las palabras para definir este doparti son pocas y con una capaz se puede decir todo: baile. Baile verdeamarelo, obvio. Nuestros homenajeados sufrieron todo el poder de la artillería brasileña, aunque el que los terminó de matar fue el Fenómeno, ese gordito hermoso que le enseñó a definir a una generación y que con un puntinazo dejó afuera a este equipo desfachatado y con mucha magia.
Pero esperen, todavía no se vayan de este posteo que aún queda una historia para contar, la historia del tercer puesto. Oka, oka, ustedes dirán ‘eso no le importa a nadie’, pero mejor pongámonos en ambiente. Primero: Turquía merecía cerrar esta participación con la mejor posición final posible. Segundo: el rival era Corea del Sur y que nadie se ofenda, pero seguramente jamás se vuelva a repetir algo así. O quizás suceda si Oliver y compañía se nacionalizan y representan a otros asiáticos, no obstante sería una fantasía muy grande, porque Oliver siente su camiseta como el Diego la de Argentina.
Ahora que los atrapamos con la estúpida charla de Atom y demás, les contamos que este último encuentro fue tremendo. Victoria 3-2 para estos guerreros turcos, y encima uno de sus players se metió en los libros de los historiadores, ya que marcó el gol más rápido de los mundiales hasta ahora. Se trata de Hakan Şükür, quien en tan solo 11 segundos derrotó la resistencia de Lee Woon-Jae. El otro goleador de esa noche fue… y sí, otra vez apareció Mansiz, estaba enchufado el pibe, aunque esta vez por duplicado.
Tercer puesto y ahora a volver a casa, ahí los esperaban sus hinchas con los brazos abiertos, esos que siempre los recordarán. Pese a esto, no serán los únicos que los tendrán en su mente, porque en CR nos gusta hacer memoria y tener presentes a estos equipos que marcaron un torneo o una época. Y por su atrevimiento, desfachatez y sacrificio, a la Turquía del 2002 le sobran elementos para entrar en este selecto grupo.
- AUTOR
- Facundo Mirata
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