América
Regla 20/11 2.0
Hace ya varios ayeres, existía en el fútbol mexicano una regla que promovía la participación de jugadores noveles dentro de la Primera División del país. Muchas voces se pronunciaban en contra de la iniciativa, por considerar que la calidad tendría que imponerse per sé a temas de edad y/o nacionalidad. Eran tiempos en los que las plantillas de los clubes se componían mayoritariamente por nacionales, ya que cada club podía confeccionar su plantilla con hasta cinco extranjeros. En el transcurso de la década pasada, comenzaban a asomar los naturalizados como una alternativa para contar con más jugadores provenientes de otras latitudes. Así, el número se potenciaba y los lugares para los mexicanos escaseaban. La regla aparecía pues, como una oportunidad para el producto nacional, proteccionista si se quiere, pero en una liga en donde no se privilegia el talento local, parecía una buena alternativa.
La idea era que, a lo largo de un torneo de 19 fechas, los clubes alinearan al menos a un jugador menor de 20 años y 11 meses (una edad en la que quizás en otras ligas los jugadores ya se abonan a la cincuentena de encuentros en primera). Precisamente, la norma llevaba ese nombre “Regla 20/11”, y cada equipo estaba obligado a cumplir con 1710 minutos. El carácter de la norma era claro, sin embargo al correr de los torneos empezaron a aparecer las típicas vivezas de los latinoamericanos. En una ocasión, el hoy extinto Jaguares de Chiapas acumuló escasos minutos de menor a lo largo de la temporada, y con el boleto a la liguilla en la mano, presentó en los últimos dos juegos alineaciones plagadas de juveniles; cumplió la regla, pero violentó el sentido de la misma. En otra ocasión, Querétaro incumplió con la norma y se le restaron tres puntos de la Clasificación, pero no en la porcentual, lo que levantó sospechas y ámpulas.
La regla misma se encontró con una paradoja cuando los jugadores juveniles rebasaban los 20 años y 11 meses, pues lejos de encontrar continuidad, eran sustituidos por nuevos nóveles y quedaban en el olvido. Se buscaron medidas paliativas como contabilizarle un porcentaje de minutos a los 21, 11 y a los 22,11. Un despropósito que hizo que a principios de ésta década la “Regla 20/11” cayera en desuso.
La “genialidad” de los directivos al crear hace un par de años la Regla 10/8 (que permite a los clubes componer su convocatoria de ¡hasta diez extranjeros! y ocho mexicanos), propició la llegada exponencial de jugadores de otras latitudes. Llegaron a presentarse alineaciones de diez foráneos y un mexicano en repetidas ocasiones en el balompié azteca. Clubes como Tigres, Monterrey y Tijuana fueron los grandes abanderados de ésta nueva regla. La misma norma mutó a un 9/9 en la composición de las convocatorias en un afán de “dar oportunidad a los nacionales”, y así se mantiene en el actual Apertura 2018.
En éste contexto, los nuevos talentos mexicanos fueron escaseando, atrás quedaron las épocas en que las canteras de Chivas, Pumas y Atlas se jactaban de debutar y consolidar jugadores en Primera, de ser base de la Selección Nacional, que redujo considerablemente sus posibilidades de convocar futbolistas; con una liga local plagada de extranjeros y un grupo reducido de mexicanos jugando en equipos de mediano talante en Europa, el fútbol mexicano vio frenado un desarrollo iniciado por César Luis Menotti en los ’90 y potenciado por Ricardo La Volpe en los 2000 (pero esa es otra historia).
Los directivos de la liga optaron por revivir la “Regla 20/11” en un entorno más rapaz que hace una década. Pero la hicieron mucho más ligera que la vez anterior, con muchos menos minutos por cumplir. Lo que nos trae a tema la “Regla 20/11” es la recién disputada Jornada 14 que, podríamos decir, ha sido la fecha dorada para los beneficiados de esta regla. En la incipiente nueva era de la regla. Tres jugadores se destacaron con sendos y significativos goles durante la fecha.
Primero, Marcel Ruiz, el talentoso interior de Gallos de Querétaro, puso la guinda a la trabajada victoria de su equipo ante el líder del certamen, Cruz Azul. Certificó el 2-0 a un minuto del final, para bajar a los celestes de la cima e ilusionar a la afición del Querétaro con una nueva posibilidad de liguilla, algo no tan común por aquellos pagos.
Más tarde, la más reciente joya del últimamente importante semillero águila del América. Que antes tuvo a Raúl Jiménez, Diego Reyes y Edson Álvarez (todos mundialistas en Rusia) como sus jóvenes predilectos. Hoy, Diego Lainez se abre paso en el primer equipo entre convocatorias a selecciones menores (en la última fecha FIFA, debutó con la mayor) y elogios desmesurados, con la desconfianza y el recelo de Miguel Piojo Herrera, su técnico en América. El sábado, Lainez se despachó con un golazo para cerrar la goleada 3-0 ante Tijuana. Razones sobran para pensar que el juvenil americanista puede convertirse en el ídolo nacional que el club no tiene desde que Cuauhtémoc Blanco abandonara el nido por última vez. Le falta mucho recorrido aún, pero hace tiempo que un talento surgido de casa no entusiasmaba tanto.
Y finalmente, Daniel Lajud desbordó la pasión en el Estadio Tecnológico de Monterrey al marcar un golazo sobre el final del juego, para darle tres puntos más a Rayados ante su gente y, de paso, confirmar que es la promesa más ilusionante del conjunto regio (después de Jonathan González). En una plantilla plagada de figuras, el juvenil se abre paso con una firmeza impropia.
En esta fecha destacaron tres, ojalá sigamos viendo cada vez más y más juveniles que se potencian en sus clubes, porque el futuro del fútbol mexicano pasa por ellos.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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