Tenencia de la pelota, desequilibrio, mover al equipo de aquí para allá. Hasta esa parte, la labor está hecha. Falta la parte en la que San Lorenzo de Almagro rompa con un pase filtrado, con un remate al arco o con una distracción. Lo que es clave para llegar al gol.

El tanto no llega solo. Y a partir de tres cuartos de cancha San Lorenzo es un equipo improductivo. Porque no puede transformar en goles las aproximaciones. A veces, ni siquiera genera jugadas de peligro. Sólo se queda en esa cuestión del toqueteo y la amplitud del terreno. El elenco de Bajo Flores toca bien la pelota, la controla y triangula, primera parte del esquema de Jorge Almirón. Pero en ocasiones, mucho de eso termina transformándolo en un equipo aburrido y, como nadie sale de ese esquema, se abusa del toque y la redonda la recuperan sus rivales.

En Fernando Belluschi, Gonzalo Castellani y Román Martínez buscó Almirón a ese hombre que lograra el desequilibrio. Pero no pudo encontrarlo, al margen de que este último hombre tiene sólo un puñado de partidos tras su paso por Deportivo Morón. Bajos niveles, el trajín de cotejos, la intención de agarrar ritmo y otras tantas cosas, llevaron a Belluschi a ser suplente y a Castellani a rotar en el banco. A eso hay que sumarle que Nicolás Blandi está siendo poco favorecido por el esquema y no se consigue que la pelota le llegue. Y cuando le llega, no está en el momento de gracia que alguna vez que supo vivir con la camiseta azulgrana.

Román Martínez, una carta por la que apuesta Almirón

La necesidad de ese jugador se hace imperiosa. San Lorenzo tiene la posesión y depende muchas veces de Marcos Senesi (el único que se salva de este mal momento en el Cuervo), el segundo defensor central, para poder trasladar, filtrar y, hasta muchas veces, ser el único que llega al área.

Bajos niveles, jugadores que no encajan al 100% y la meta de romper un esquema. Almirón confirmó en conferencia que está confiado y que cree en los jugadores. Deberá buscar lo más sagrado de este deporte, el gol. Así podrá llevar su trabajo a la totalidad.

La mitad de la tarea está hecha bajo el proyecto Almirón. Ahora el equipo deberá romperlo y salir de ese esquema para poder concretar.