América
Rosario, tierra de talentos y una pasión inigualable (II)
El talento en la ciudad de Rosario aparece debajo de un ladrillo. Es necesario desovillar el hilo desde los orígenes del fútbol en la ciudad, allá por fines de Siglo XIX y principios del XX, cuando los mejores futbolistas representaban a seleccionados de Buenos Aires ante equipos europeos. La cantidad de nombres que han trascendido desde este lar excede a la redonda, con personalidades de la música, el humor, la escritura u otros deportes, como Ernesto Guevara, Alberto Olmedo, Juan Carlos Baglietto, Rodolfo Fito Paéz, Luciana Aymar o el legendario Roberto Fontanarrosa.
Distintos futbolistas hicieron pesar sus virtudes y capacidades en toda la región santafesina previamente a encontrar en Rosario la plataforma de crecimiento. Tal es el caso de Jorge Valdano (Las Parejas), Gabriel Batistuta (Resistencia), Javier Mascherano (San Lorenzo), Jorge Sampaoli (Casilda), entre tantos otros. A cada paso o suceso, la tercera metrópolis del país deja estela, con los récords que rompe Lionel Messi, el interés que despierta Marcelo Bielsa allí donde vaya, la humildad de Tomás Carlovich o el legado que dejó Ángel Tulio Zof. Además, uno de los técnicos campeones mundiales, César Luis Menotti, y tres de los últimos ocho entrenadores de la Selección Argentina, son rosarinos, contando el actual ciclo de Edgardo Bauza: al Patón se suman el Loco y Gerardo Martino. Eduardo Berizzo y Mauricio Pocchettino elevan la bandera de su ciudad en ligas europeas.
Fontanarrosa transcurrió largas horas de su vida en El Cairo con La Mesa de los Galanes, esa de donde extrajo tantas historias que luego plasmó en sus libros. Pese a que ningún bar igualó la trascendencia que tomó el ubicado en la esquina de Sarmiento y Santa Fe, el escritor trasladó su mesa a otros establecimientos como el Sunderland Bar. Y así como haría el famoso hincha de Rosario Central, es necesario realizar un recorrido de historias futboleras para detenernos en nombres puntuales.
Ángel Tulio Zof
Fue protagonista de Central en su período de jugador y como conductor desde el banco de suplentes. Consiguió un hito histórico que aún no ha podido ser igualado, al ascender al equipo auriazul en 1985 y consagrarse en el certamen de Primera División inmediatamente al año siguiente. Era un hombre con una sapiencia particular, educador, de perfil bajo y gran sabiduría. Falleció el mismo día en que el club de sus amores jugó la final de Copa Argentina ante Huracán, en noviembre de 2014.
Pese a su identificación máxima con el canaya, Zof realizó sus funciones como técnico en Newell’s antes de sus nueve pasos por la entidad de Arroyito. Quizá por su profesionalidad es que fue respetado por todo el ámbito futbolístico. “Si usted le pega bien, la pelota sale bien y entra. Y si usted le pega mal, sale mal y se va afuera”, acostumbraba a decir quien en sus últimos días mendigaba una gambeta, al igual que Eduardo Galeano. Su labor como entrenador había comenzado en Independiente de Bigand, una localidad cercana a Rosario, con la que campeonó llevando jugadores con su taxi.
Tuvo la posibilidad, en los albores de su trabajo como conductor de Central, de que Diego Maradona firmase para su club. Lo observó brillando en Argentinos Juniors y existieron más tarde reuniones con empresarios y bancarios que podrían financiar su llegada, aunque la oportunidad fue desestimada y el crack se puso mucho tiempo luego la camiseta de NOB. Zof dirigió a varios equipos argentinos posteriormente a ejercer como técnico y jugador en Canadá, vivía alejado de los flashes y rodeado de su familia. El Viejo nunca dudó en dar charlas a jóvenes, y manifestaba que era lógico retribuir lo que el fútbol le había dado.
Tomás Felipe Carlovich
El Trinche no sabe el porqué de su apodo. Sostiene que un amigo lo llamó así de chico y ya lo adquirió para siempre. Es reacio a los halagos, y se muestra en la ciudad como una persona sin reparos que va desde zona oeste al sur con su bicicleta. Saluda a cada persona que lo reconoce por la calle y dice presente en los partidos de su querido Central Córdoba en el Gabino Sosa, ese estadio que da la bienvenida a sus visitantes con una pintura de quien fue su mejor jugador histórico y es toda una leyenda.
Minutos después de comenzada la conferencia de prensa en la que se presentó en Newell’s con vistas a llegar al Mundial 1994, Diego Maradona recibió el agradecimiento de un periodista por recibir al mejor futbolista de todos los tiempos. Un instante después, Diego señaló: “qué me dice, si el mejor vive en Rosario y es un tal Carlovich”. No son pocos quienes dicen que Tomás Felipe era mejor que el astro, aunque decide escapar a los halagos. “Qué voy a ser como Maradona yo… Tal vez se dio por el estilo de uno, el zurdo parece que siempre es distinto a los demás”.
En su lugar de origen, las historias sobre su figura sobrevuelan cada rincón y el mito se agiganta. Poseía un talento innato, una capacidad indescifrable con el balón en los pies, colocaba asistencias milimétricas y dejaba en ridículo a cualquiera que saliese a su paso. Patentó el caño de ida y vuelta, jugada en la que empujaba la pelota entre las piernas de un adversario y, cuando éste retornaba, lo hacía nuevamente.
Carlovich salió de Rosario Central, pasó por Independiente Rivadavia de Mendoza y Colón, aunque siempre volvió a barrio La Tablada. En 1974, fue la figura de un amistoso que la Selección Argentina de Vladislao Cap jugó ante un combinado rosarino como preparación al Mundial de Alemania. El juego finalizó 3-1 a favor de ‘los locales’ en el estadio de NOB, aunque el entrenador del representativo nacional habría pedido a Carlos Griguol y Alberto Montes, técnicos del combinado rosarino, que quitaran del campo a ese centrocampista que tanto daño hacía. “Se comentan un montón de cosas. En la cancha había 30.000 personas y parece que hubiera habido dos millones. Son partidos distintos, rodeado de grandes jugadores tenes la obligación de hacer las cosas bien. Al lado de (Mario) Kempes, (Mario) Zanabria, (José Luis) Pavoni, (Daniel) Killer y (Alfredo) Obberti tenía que hacer las cosas bien”.
De aspecto despreocupado y desarreglado, TFC era desapegado a los entrenamientos y los grandes esfuerzos. Muchas veces jugaba con un solo botón de la camisa abrochado. No debutó en la Selección y tuvo ofertas para desembarcar en el New York Cosmos de Pelé, o en el fútbol del Viejo Continente, pero eligió su trayectoria por el ascenso y seguir edificando su idolatría en el club charrúa. “Su carrera no encontró reservas físicas que sostuvieran sus condiciones técnicas”, apuntó Menotti hace tiempo.
Lionel Messi
El barrio General Las Heras, en la zona sur, cobijó el crecimiento del hoy futbolista de Barcelona. Con una pelota y su bicicleta a cuestas, ocupaba el tiempo a su salida de la escuela. Proveniente de una familia de origen humilde, hizo las primeras armas en el club Abanderado Grandoli. Sus hermanos mayores se disponían a jugar un partido de entrenamiento cuando se percataron de que faltaba uno. El director técnico vio a Lionel junto a su abuela y no dudó en preguntarle si quería ingresar. Leo, con cuatro años cumplidos recientemente, no expresó problemas. “Lo ubico cerca de la raya, así si llora usted lo saca directamente”, dijo el DT a la abuela. La primera pelota, a su pie derecho, la dejó pasar. Controló la segunda con el izquierdo, y encandiló a todos. Años luego, se comenzaría a hablar del chico que asomaba en la fabulosa categoría ‘87 de NOB que dirigía Ernesto Vecchio.
Las reminiscencias a Messi son cada vez mayores en la ciudad, que eleva el tono y no duda en afirmar que uno de los mejores de todos los tiempos es rosarino. Un spot publicitario de hace poco más de un lustro lo mostraba soñando con su regreso a Rosario. La municipalidad y el Ente de Turismo crearon la ruta Messi para atraer turistas que quieran conocer sus primeros caminos.
Marcelo Bielsa
Jorge Griffa, uno de los formadores más prolíficos del país y en paralelo mentor de Bielsa, apuntó en 1989 que el Loco aún no se encontraba en condiciones de ser el entrenador del primer equipo de Newell’s. Con 34 años, Marcelo había dejado atrás sus días como jugador, dirigido a un equipo universitario con el rigor de uno profesional y se había consagrado campeón con la tercera división leprosa. Acercaba numerosas ideas de reformas juveniles e innovaciones a la dirigencia, pero aún no era su tiempo en el conjunto profesional.
Ante la negativa incluso de Chaco For Ever de contar con sus servicios, diagramó un plan en el que recorrería Argentina con el fin de alimentar las categorías menores de la institución del Parque Independencia. Tomó un mapa, lo dividió en 70 partes e hizo una subdivisión de cada una de cinco lugares. Llamó a cada oficina pública y pidió contactarse con alguien que supiera de fútbol. Fueron tres meses de viaje, en colectivo o en su Fiat 147, y ya no habría obstáculos para asumir en Primera. Reclutó varios jugadores que luego fueron pilares de sus dos coronaciones nacionales y el alcance de la final de Copa Libertadores, como Ricardo Lunari o Pocchettino.
César Luis Menotti
“El clásico rosarino es el más caliente del mundo. Cuando era entrenador de Central, fuimos a jugar a la cancha de Newell’s. Hacía como 23 años que Central no ganaba ahí y, cuando salimos, vi gente arrodillarse delante del micro, llorando, una cosa de locos. Es único”, manifestó el Flaco en una entrevista concedida a fines de 2014 a El Gráfico. Su afinidad con el club auriazul había comenzado en 1960, cuando llegó a las inferiores y debutó en Primera después de sólo cinco partidos en Reserva.
Por aquel entonces, había desestimado diferentes pruebas en Vélez y Huracán debido a que en los torneos amateurs zonales le pagaban el dinero con que mantenía a su madre y su casa. La dirigencia de Central ofreció pagarle 40.000 pesos por su pase y 2.500 por mes y Menotti terminó firmando. Fueron los inicios de un hombre que tiempo más tarde sentaría las bases de la renovación del seleccionado argentino, en términos de juego y planificación.
«MENOTTI REINVENTÓ LA SELECCIÓN, HAY UN ANTES Y UN DESPUÉS DE ÉL». Roberto Saporiti en Cultura redonda
Los casos se repiten y abundan, como Ángel Di María, Maximiliano Rodríguez, Ever Banega, Ezequiel Garay, Jorge Solari, Ricardo Giusti, Juan Antonio Pizzi, Aldo Pedro Poy y tantos otros. Rosario, así como es territorio de una pasión sin equidad en el fútbol, es uno de los lugares que más ha colaborado con los grandes logros del fútbol argentino.
- AUTOR
- Nicolás Galliari
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