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Rusia: Kítez, volver de la cortina de agua
Y repentinamente Kítez se hundió bajo una cortina de agua. La excelsa ciudad que apenas instantes antes aparecía ante sus ojos estoica, grandiosa, impoluta por carecer de muralla como tantas otras, invitaba a tomarla puesto que parecía frágil ante la mirada del invasor. Kítez no iba a permitir que el enemigo se apropiara de ella, prefirió desaparecer ante los rezos de fe de sus pobladores. Antes perecer que ser ultrajada, hasta encontrar tiempos mejores para volver a mostrarse plena, altiva y generosa.
Hablamos de la leyenda de la ciudad invisible rusa: Kítez. Fundada en 1189 y distinta a muchas ciudades contemporáneas, carecía de fortificaciones que sirviesen de protección ante eventuales ataques. Eso la hacía única ante los ojos de los mongoles, apoderarse de ella parecía sencillo, pero no lo fue. La ciudad se hundió y no fue desolada. Los habitantes consideraban que la mejor protección que tenían radicaba en su inquebrantable fe. Oraban por su salvación y orando se hundieron con su ciudad.
La leyenda que antepone esa fe para defender lo propio es la que parece darle sentido a la actualidad de la Selección de Rusia, próxima a fungir como anfitrión del balompié mundial. Y que hoy encara la Copa Confederaciones con la particularidad de que toda su plantilla juega en la Premier Rusa. Fuera no encontró nada que alimentara su fe, buscó dentro y halló a un grupo de jugadores que al mando de Stanislav Cherchésov buscará la magnificencia ante un pueblo incrédulo.
Si partiésemos de la premisa de que Kítez se hundió para no volver jamás a la superficie en aras de mantenerse a salvo, podríamos encontrar a la selección rusa en ese estado de hundimiento desde hace mucho tiempo. La encomienda es hacer emerger a Kítez, de una vez por todas.
Cherchésov se inclina por una formación 3-5-2 y es probablemente así como encarará el certamen que reúne a los campeones de las Confederaciones. Los rusos tratan de atacar por los flancos, que es donde el esquema exige el mayor desgaste de sus jugadores. Paradójicamente dos veteranos se hacen cargo de las bandas, Alexander Samedov por derecha y Yury Zhirkov por izquierda pasan ya de los 32 años. Defensivamente hay que decir que no han encontrado el relevo para Sergei Ignashevich y los gemelos Berezutski y que con ésta nueva línea de tres en el fondo pasan bastantes apuros pues suelen ganarles las espaldas con facilidad. En el arco el eterno Igor Akinfeev parece llamado a tener un rol protagónico durante el torneo: la trascendencia del combinado de los Osos pasará en gran medida por la seguridad del meta del CSKA Moscú.
Rusia prefiere replegarse y no se siente incómoda al ceder el balón a su rival y aguardar en campo propio. Esta postura le da poco protagonismo a sus delanteros, por lo que Alexander Bukharov y Fedor Smolov tienen que buscarse bastante sus oportunidades.
Con pocas armas pero con una inquebrantable fe, los rusos tratarán de trascender con el factor de la localía a su favor. Cherchésov y sus hombres buscarán volver a mostrarnos una espléndida Kítez. Buscarán volver de la cortina de agua.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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