Fóbal
Sampaoli para armar
18 de mayo de 2015. Sevilla gana su quinta Europa League frente al Liverpool. Unai Emery, tras tres años lleno de éxitos en el equipo español, decide cambiar de aires y volar hacia Paris. Una nueva etapa estaba por comenzar.
Jorge Sampaoli fue designado nuevo DT del conjunto andaluz. Desde el inicio, el rosarino tuvo que armar un equipo que, además de estar acorde a su idea, siga siendo competitivo. Las altas y bajas fueron un indicio de lo que se venía: Se fueron Krychowiak, Gameiro y Konoplyanka, (entre otros) estandartes a lo largo de la temporada 2015/16. De los que trajo, la mayoría eran jugadores de creación (Franco Vázquez, Ganso o Samir Nasri).
Sampaoli siempre fue un hombre de principios muy firmes. Aferrado a su idea de juego, Chile fue como su casa: Primero con la Universidad de Chile, donde se empezó a hacer un nombre y después en la Selección andina, donde decidió reinventarse y comenzó a incorporar virtudes tácticas en pos de mejorar el trabajo que había dejado Marcelo Bielsa anteriormente.
Allí pasó de ser un DT de equipos frenéticos, intensivos y agresivos a, por momentos, buscar en la posesión y la superioridad numérica ganar al rival. Eso le permitió a Chile ser por primera vez campeón de la Copa América, y a Sampaoli consagrarse a nivel mundial.
El primer reto de Sampaoli era mezclar sus jugadores “fetiche” (Ganso y Franco Vázquez) con la estructura piramidal que había dejado Unai Emery. En Chile le pasó algo parecido, aunque con una base mucho más consolidada y agregando a jugadores como Marcelo Díaz o Charles Aránguiz, quienes de a poco se transformaron en piezas claves de su equipo.
Las primeras obras
En la mayoría de clubes en los cuales el rosarino triunfó, tenían claro cuál era su sello característico: salida del balón por abajo, presión alta y verticalidad a la hora de atacar.
De esas tres virtudes, el Sevilla de Unai Emery tenía una muy arraigada (verticalidad) y otras dos por aceitar. Para eso Sampaoli debía trabajar con un plantel que en los puestos cruciales, apenas llegaban a la ciudad andaluza.
El primer esquema que esbozó fue un 4-1-4-1, con dos laterales (Mariano y Escudero) que llegaran hasta el fondo y N’Zonzi jugando de 5 y armador en la salida del balón. El problema aparecía cuando el francés bajaba a la zona de centrales para buscar el balón. El Sevilla dejaba un hueco enorme en la mitad de la cancha para poder avanzar en terreno rival. Es ahí cuando dependían del pase largo a los laterales o extremos, si no es que Vázquez o Ganso iban a buscar la pelota a la mitad de la cancha.
Salida con el 4-1-4-1
El Sevilla de Sampaoli ganaba y en ataque era eficaz, pero en defensa quedaba desprotegido cuando el equipo rival superaba la presión alta y le costaba llegar al arco contrario con superioridad numérica. El que más sufría esto era Steven N’Zonzi, el alma del equipo, quien en ataque debía abarcar mucho espacio y en defensa quedaba sin apoyo de los volantes para frenar un posible contragolpe.
Sin embargo, la línea de 3 (conformada por Mercado, Pareja y Rami) fue la clave para encontrar, en otro francés, el compañero perfecto de N’Zonzi.
Nasri como eje, N’Zonzi como equilibrio
Con Unai Emery, Yehven Konoplyanka y Vitolo eran los jugadores que rompían la monotonía. El ucraniano se destacó en las primeras fechas, mientras que el español fue el más regular y ambos claves en la consecución de la quinta Europa League para el club andaluz.
Para Sampaoli, al igual que sus mentores como Pep Guardiola y Marcelo Bielsa, el secreto está en la mitad de la cancha. Es ahí donde se decide gran parte del juego y quien será el dominador del partido. Por eso, con jugadores como Ganso, “El Mudo” Vázquez o Kiyotake, el “toque final” ya no quedaba en la gambeta explosiva de Konoplyanka o Vitolo, sino en el pase preciso de sus enganches.
Los partidos pasaban y ninguno de los tantos volantes talentosos lograba hacer la diferencia, darle ese cambio de ritmo a la jugada para dejar perplejo al rival. Hasta que apareció Nasri, y con él todo fue mucho más fácil para el Sevilla.
Ya la línea de centrales no corría para atrás, sino que presionaba adelante. N’Zonzi siempre tenía en Nasri un apoyo en la salida y, con Mariano y Escudero como carrileros, ahora era mucho menor el espacio para cubrir.
Equipo con Nasri vs Atlético Madrid
Con el Atlético de Madrid, Nasri mostró todo su repertorio de un jugador que, a pesar de sus altibajos a lo largo de su carrera, demuestra una calidad extraordinaria. Arsenal lo dejó ir, y Sampaoli encontró a su “Aránguiz” en el Sánchez Pizjuan.
Conclusión
En pocos meses, la idea de Sampaoli se fue cristalizando a lo largo de los partidos. En este futbol moderno, donde los resultados presionan cada vez más el trabajo de los DT, el Sevilla mostró lo que es apostar por un técnico con una idea de juego arriesgada y muy definida.
Queda como incógnita saber cómo reaccionará este Sevilla a final de temporada. En lo físico, ver si llegará con sus jugadores en el mejor estado posible. Y en lo futbolístico, cómo jugará frente a los grandes de Europa. Algo pudimos ver contra la Juve o mismo contra el Barcelona, a quien tuvo acorralado gran parte del partido hasta que Messi, Suárez y Neymar hicieron lo que mejor saben hacer. Sabemos también que es un técnico que suma características tácticas antes de morir con su idea. En la selección de Chile se pudo ver, donde sumó como virtud el juego de posición le sirvió para levantar la Copa América en su país el año pasado.
De momento, el proyecto de Sampaoli promete dar el zarpazo final, esta vez como meta en la Champions League, el conjunto andaluz espera convertir su sueño en realidad.
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- AUTOR
- Bruno Scavelli
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