Historias
Stjepam Lamza, el talento que no pudo ser
Stjepam Lamza es considerado uno de los mejores jugadores croatas en la historia, aunque para los tiempos donde jugaba hizo su carrera en la antigua Yugoslavia. Nacido el 23 de enero de 1940 en Sisak, Lanza inició su carrera futbolística en el equipo de su ciudad, el Segesta. De este club, pasó después al esloveno Branik Maribor. Fue allí donde empezó a despuntar y captó el interés del club donde hizo su carrera, Dinamo Zagreb, el lugar en el que tuvo su mayor impacto, sorprendiendo a propios y extraños.
Participó en 281 partidos para el equipo y anotó 72 goles. El croata no era famoso por sus goles como podemos imaginar, su fama salía de su habilidad con la pelota. Inició como defensor, pero pronto pasó al centro del campo donde era un jugador sumamente dominante, especialmente por medio del drible. Se dice que era capaz de sacarse de encima cuatro o cinco rivales con facilidad. Según los reportes de la época, Lamza hacía creer que la pelota se burlaba de los defensores. Distribuía la pelota además con una clase sobresaliente, haciéndose dueño de la media cancha y volviendo locos a sus rivales.
La temporada que lo hizo conocido fue la jugada en 1967, en la que su equipo fue el ganador de la Inter-Cities Fairs Cup, que en su época era una copa de fama media en Europa pero de lo máximo que podían aspirar equipos como el Dinamo Zagreb. Cuatro años antes, en 1963, el equipo ya con Lamza había salido subcampeón, y aunque en 1967 tuvieron rivales complicados y marcadores adversos, las grandes actuaciones de Stjepam fueron esenciales, especialmente en semifinales, donde su equipo remontó un 3-0 por el que había perdido en el partido de ida ante el Eintracht Frankfurt alemán. Con una victoria de 4-0 que les valió el boleto a la final, en ese partido de semifinal Lamza salió a hombros de los aficionados, pocas veces habían visto un jugador igual.
El Dinamo Zagreb saldría, como ya mencionamos, campeón de ese torneo y, aunque es esta competencia por la que más se recuerda a al crack croata, este no estuvo en el partido final, todo por una situación que básicamente arruinó su carrera.
Después del partido en el que sacaron pasaje al encuentro definitorio, los jugadores del Dinamo, Lamza incluido, fueron a celebrar la victoria con una cena en un hotel de lujo de la ciudad. Al día siguiente de la cena, Lamza fue el primero en despertarse y fue a un bar vacío donde empezó a tomar unos tragos. Después de unas horas, estaba sumamente embriagado, algunos directivos del equipo lo encontraron en esas condiciones y le pidieron a una miembro del hotel que por favor lo llevara de vuelta al cuarto, para que sus compañeros de equipo no lo vieran en ese estado.
La empleada del hotel cumplió con las órdenes y ayudó al jugador a llegar a su cama donde quedó dormido, o inconsciente. La mujer cerró por fuera la puerta del cuarto al salir para evitar que Lamza se escapara nuevamente. Al despertar, el croata estaba sumamente desubicado e intoxicado. Encontró la puerta de su cuarto cerrada e intentó pedir ayudar por el balcón de su habitación, pero en su estado terminó cayendo y golpeándose la cabeza gravemente.
Por este accidente, le diagnosticaron una fractura de cráneo, y lo que es peor, daño al sistema nervioso. Lamza tuvo que «disfrutar» la final escuchando la misma por medio de la radio. El equipo ganó pero su figura nunca pudo recuperarse.
El nuevo entrenador de su equipo no le dio chance alguna de volver a jugar cuando ya estaba en condiciones para hacerlo, su carrera estaba básicamente acabada. Jugó unos cuantos partidos más en otros equipos, pero nunca fue el mismo.
Con ese accidente, Lamza perdió cualquier oportunidad de ser un futbolista de época; aún así y con sus pocos años de carrera a tope, podemos recordarlo como uno de los mejores mediocampistas que se vieron en Yugoslavia.
Nunca sabremos hasta dónde pudo llegar.
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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