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Sunderland, en busca de la resciliencia
“¿Por qué nunca somos nosotros?”, se pregunta un hincha del Sunderland a la cámara. En ese momento, su equipo había perdido (una vez más) la chance de poder ascender a Championship e iba a jugar otro año más en tercera división. Algunos fanáticos lloran, otros lentamente abandonan el estadio y algunos se quedan a aplaudir el esfuerzo del equipo por intentarlo. Lo que podría haber sido una tristeza más dentro del mundo del fútbol, acabaría llegándole a millones de personas en sus casas. La serie “Sunderland Till I Die” logró mostrar la cara más pura y descarada de lo que es la tristeza y los malos momentos de un equipo de fútbol. La serie fue un éxito, pero el club siguió su vida ¿Qué pasó con Sunderland después de la serie? Acá haremos un intento por explicarlo.
Para poner en contexto, el Sunderland es un equipo que parece ser uno entre tantos en Inglaterra, pero no lo es. Fue uno de los primeros en formarse y competir en la liga inglesa y sus inicios fueron los más laureados: De 1892 a 1935 conquistó la liga seis veces y en cinco ocasiones fue subcampeón. A su vez, en 1937 ganó la FA Cup (la volvió a ganar en 1973) y en 1913 fue subcampeón. Es considerado uno de los seis clubes más ganadores en la historia del fútbol inglés e incluso fue considerado por William McGregor, creador de la Football League, como “The Team of All Talents” (El equipo de todos los talentos) ya que “en cada puesto tenían un talento” según McGregor.
Todo esto dentro de una ciudad que comenzaba a resurgir y tener un crecimiento económico considerable. Parece ser solo una coincidencia pero forma parte de la vida social y deportiva del club. Como se muestra en la serie a lo largo de varios capítulos, Sunderland es una ciudad – puerto donde mucha de su población está directamente relacionada al mundo de los barcos o actividades conectadas con la pesca. La revolución industrial también ayudó y la ciudad comenzó a ser un lugar de renombre en Inglaterra. Era un momento donde la población no solamente vivía sin problemas acerca de su futuro y con una prospera vida, sino que además el equipo de su ciudad los hacia feliz y orgullosos de pertenecer. Hoy, sin embargo, la realidad es totalmente la contraria: El puerto empezó a perder su importancia y con ello los trabajos empezaron a escasear. A su vez, el Brexit empezó a verse cada vez más con buenos ojos en la urbe y la ilusión de una metrópoli nuevamente pujante está todos los días. Ya no solo la prosperidad es algo lejano, sino que aquel equipo que enorgullecía hoy tiene más razones para sufrir que para alegrarse.
¿Por qué? Según Tom Albrighton, periodista del medio inglés Roker Report (uno de los medios especializados en seguir la campaña del Sunderland) hubo una combinación de factores que determinaron su caída. “El Sunderland se labró una reputación como un lugar donde los jugadores venían y se relajaban. Así que acabamos con un equipo lleno de jugadores que ya habían dejado atrás sus mejores días o que no esforzaban suficiente. Algunas veces fichamos jugadores solo por su reputación y no por su rendimiento, sobre todo los jugadores mayores, aquellos con más experiencia, no tenían la habilidad necesaria para la Premier League”, explicó Tom en una entrevista con el medio español “La Media Inglesa” para su canal de Youtube. “Cuando descendimos es cuando las cosas se empezaron a torcer. Perdimos muchos jugadores, no logramos deshacernos de aquellos que tenían sueldos más altos y, al final, con toda esa dinámica negativa en la que el club se había metido porque llevábamos dos o tres temporadas simplemente evitando el descenso en la Premier League, acabó culminando en eso. Algunos jugadores bajaron los brazos, ya no querían seguir jugando en el club”, comentó el reportero.
«El Sunderland se labró una reputación como un lugar donde los jugadores venían y se relajaban»
Si analizamos su historia, los “Black Cats” nunca fueron un equipo estable, sino más bien todo lo contrario: Estuvieron cerca de descender a tercera división dos veces siendo un equipo histórico de la primera inglesa, nunca lograron mantener su buena época en algo continuo y después de sus primeros años de éxito siempre estuvieron en búsqueda de mantenerse en pie antes que construir un gran club. Todo esto sumado a varias crisis financieras por gastos desmedidos y movimientos más que dudosos. Y esta vez, casual o causalmente, los mismos motivos se repitieron. “Cometimos algunos errores de juicio respecto a cuánto dinero se podía gastar. Los entrenadores que llegaron posiblemente no eran los adecuados para la misión que tenían al igual que los jugadores. Llegaron más por reputación que por su habilidad. Al final, nos acabamos metiendo en una espiral de la muerte. Una vez que las cosas empezaron a torcerse, ya no hubo forma de darle la vuelta”, señaló Albrighton.
Como muchos equipos ingleses, el Sunderland tiene dueño. Si bien nunca tuvo mandatarios demasiado conflictivos con su hinchada, todo comenzó a ir mal cuando el equipo descendió a Championship en 2017. Ellis Short, por ese entonces propietario del club, viendo la caída del club y en busca de algo de dinero extra recibió a un par de jóvenes en su oficina. Eran dueños de una productora (Fulwell 73) y fanáticos del Sunderland, incluido el productor ejecutivo Leo Pearlman, los cuales buscaron poder mostrar lo que era la situación actual del club en uno de sus peores momentos. Su primera temporada fue un éxito, a pesar (o quizás no tanto) a la pésima campaña. Eso los llevó a grabar una segunda edición, lo que les permitió adentrarse en el club sin restricción alguna. “En la primera temporada, no teníamos nada del funcionamiento interno del club, pero los nuevos dueños estaban dispuestos a ofrecer tanta transparencia y honestidad a nosotros y a las cámaras, que eso nos dio una razón para hacer una segunda temporada. Entonces se hizo evidente que los propietarios se convertirían en el centro de atención”, contó Pearlman a la revista inglesa Sports Ilustrated.
Para los últimos episodios de la primera temporada, la serie muestra el cambio de mando de dueños en el club con la aparición de Steward Donald y Charlie Methven. El primero, propietario y empresario con un carácter fuerte e impulsivo. El segundo, un ex periodista y director ejecutivo a la vez que copropietario del club que busca siempre la perfección. Ambos acabaron siendo las estrellas de la segunda temporada, y allí es cuando todo lo que pasaba dentro del club quedó al desnudo. “Son personajes fascinantes y efectivamente iguales dentro y fuera de cámara, eso es lo que los hace tan brillantes. No creo que ninguno de ellos sepa ser otra cosa que no sea ellos mismos, lo cual (para un cineasta) es genial”, comentó Pearlman en la nota. “Creo que la tragedia de la serie es lo cerca que estuvimos de lograr devolverle la vida al club y volvernos competitivos”, dijo Methven en la serie. En cada episodio, la expectativa se hace más grande por verlos triunfar, pero al final todo se acaba derrumbando. Quizás ahí está gran parte de la atracción para el espectador.
Dentro de la hinchada de los Black Cats las opiniones acerca de la serie son un poco más dispares. “Al principio fue bien recibido porque permitía darle visibilidad al club y hacerlo llegar a una audiencia mayor… Pero rápidamente se convirtió en una fuente de problemas. Después del descenso a League se conoció que habría una segunda temporada y ahí es cuando las cosas comenzaron a torcerse de verdad. Por supuesto, con esa segunda temporada se buscaba un final feliz, reflejar cómo el Sunderland ascendía de nuevo, pero lo que acabaron filmando es una segunda temporada mucho más dramática de lo que podían imaginar”, contó Albrighton a la Media Inglesa.
La poca capacidad de los jugadores para lidiar con la presión de un documental mientras tratan por cumplir un objetivo deportivo, sumado a la locura que se vivía cada día dentro de las oficinas del club, hizo que acabe siendo un peso aún más grande para el equipo. Al final, algo que comenzó como una gran ayuda acabó como un problema más. “El documental se convirtió en una distracción para los jugadores, como muchos de ellos han reconocido a posteriori. No se sentían cómodos con las cámaras siempre presentes. Prácticamente se convirtió en un mockumentary [un falso documental] sobre el club… Básicamente se dedicó a mostrar todo lo que estaba mal en el club cuando la idea inicial era la contraria, destacar los aspectos positivos, mostrar los cimientos sobre los que se construyó el club: pasión, determinación y trabajo duro. Y se convirtió en una broma continua”, explicó Tom.
Después del documental, las cosas cambiaron bastante: Donald acabó vendiendo el club (aunque como todos los ex propietarios siguen siendo accionistas minoritarios) a un joven muchacho francés llamado Kyril Louis-Dreyfus. Su padre, antiguo dueño del Olympique de Marsella, era un gran fanático del fútbol y se lo contagió a su hijo. Cuando murió, Kyril heredó entre otras cosas ser dueño del Marsella. Con los años terminó especializándose en el mundo de la redonda y optó por invertir en el gigante inglés dormido. Su sueño es resurgirlo y volverlo a poner en Premier League. Hasta el día de hoy, la ilusión ha vuelto a Sunderland. “Sí, todo el mundo está emocionado porque en los últimos cinco o seis años hemos tenido dueños ausentes que han tomado malas decisiones o no se han centrado en la parte futbolística. Pero el nuevo dueño es una persona de fútbol… En cuanto llegó al club remodeló todos los procesos en la academia, la estructura de ojeo y cambió muchos entrenadores, lo que permitió al club construir nuevos cimientos porque no había muchas ideas concretas en el club. Era más bien ‘vamos a ver si esto funciona’, ‘vamos a ver si aquello funciona’. Así que, sin gastar una fortuna, Dreyfus ha logrado plasmar lo que realmente quiere”, narró Albrighton en la entrevista.
Así fue como lograron ascender a segunda división (Championship) y hoy pelean por un lugar en la Premier. Un lugar donde su archirrival, el Newcastle, también le llegó su momento de oro: El fondo saudí PIF, que compró al club por unos 353 millones de euros, lo que lo convirtió en el equipo más rico del mundo. Sus hinchas enloquecieron al enterarse la noticia y su ilusión de poder convertirse en uno de los “big six” de la Premier en unos años es más que posible. Para el Sunderland, ver a su máximo rival en un gran año (ya jugaron una final de copa después de 24 años de sequía) fue un golpe de auto estima, pero para Tom Albrighton el club debe mirarse a si mismo y seguir por la senda que marca ahora mismo su dueño Dreyfus. “Creo que muchos fans del Sunderland han dejado clara su postura moral, como otros clubes y grupos de fans. No somos los únicos que lo hemos hecho. Pero nosotros nos sentimos cómodos haciendo las cosas a nuestra manera. Sentimos que hemos recuperado la esencia de nuestro club, estamos en la dirección correcta o al menos esa es la impresión. Y los fans del Sunderland están satisfechos porque se dicen que comprar el éxito puede ser gratificante a corto plazo pero ganarte el éxito a base de trabajo duro es más satisfactorio a largo plazo”.
Hoy el Sunderland se encuentra cerca de la zona de playoff y, aunque los últimos partidos tuvieron un bajón anímico considerable (ganaron solo un partido de los últimos cinco) la ilusión todavía se mantiene y se espera que, tarde o temprano, el club remonte para poder volver realmente a donde se merece. En su escudo, además de la identificación con los barcos y el gato negro (de allí su apodo de Black Cats), existe una frase en su escudo en latín. “Consectatio Excellentiae”. En busca de la excelencia es su lema. Hoy por hoy, el club está en búsqueda de su resiliencia. Y eso a los hinchas del Sunderland los deja tranquilos. Hoy la excelencia es redimirse de sus peores años para volver a donde nunca debieron irse.
- AUTOR
- Bruno Scavelli
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