América
Superliga cafetera
Colombia se convirtió en una de las potencias en exportar talentos futbolísticos al torneo de la Argentina. Con 30 apellidos que componen las diversas nóminas de los elencos de primera división, es el segundo país que más jugadores depositó aquí, y se afirma como un mercado en auge y a tener en cuenta. Pero, ¿porqué los profesionales deciden venir para estos lares? ¿Qué lleva a los técnicos a fijarse en figuras provenientes de aquellas tierras? Develemos algunos motivos.
El balompié mutó. De pasar a sustentarse con bases sólidas en el potrero local, comenzamos a ver cómo artífices que se cuelgan otras banderas en el cuello acarrean una cuota distinta de lo que vemos por aquí. La ampliación a seis del cupo de extranjeros hizo que los elencos de la Superliga, tanto poderosos como pequeños, busquen en otras latitudes lo que no pudieron encontrar en sus cercanías o divisiones formativas.
El foco de la cuestión será Colombia, que hoy emerge como la segunda nación que más profesionales ha ubicado en este certamen local, solo por debajo de Uruguay, ya que con 30 apellidos representa el 32,7 por ciento, sobre un total de 109 que actúan en Primera División.
¿Cuándo comenzó la revolución cafetera? Muy probablemente en la temporada 2016/2017. El primer gran eslabón que encontramos es el que impone el club Boca Juniors sobre la mesa. Wilmar Barrios, Frank Fabbra y Edwin Cardona llegaban para reforzar la plantilla conducida por Guillermo Barros Schelotto y, durante varios pasajes, la tríada compartió la oncena, desplegando ratos de gran fútbol y despertando el interés de la opinión pública en estos tres cafeteros.
Su archirival, por supuesto, no se quedó atrás. Bajo la conducción de Marcelo Gallardo, Rafael Santos Borré y Juan Fernando Quintero arribaron al país, a mediados del 2017 y principios del 2018 respectivamente, para aumentar aún más la rivalidad de un Superclásico que pasó a ser de mera importancia en la tierra de Gabriel García Márquez, sobre todo para un José Pekerman que aguardaba en silencio, pero con expectativas, para dilucidar si alguno podría ser parte de la convocatoria que los lleve al Mundial de Rusia.
Atrás quedó, por ejemplo, la mítica aparición de Juan Pablo Ángel, primer futbolista con natalicio en aquel país en calzarse la banda. Si tomamos como parámetro que 16 colombianos se pusieron la camiseta riverplatense, hoy el Muñeco dirige a tres (los dos antes mencionados y Jorge Carrascal), y supo contar con otros como Carlos Carbonero, Eder Álvarez Balanta o Teófilo Gutiérrez.
Hay un dato no menor a tener en cuenta. En el pasado mercado de pases veraniego, 18 colombianos arribaron a la Superliga, con San Lorenzo como el equipo que se coloca a la vanguardia en esta materia. Jorge Almirón, de reciente paso por Atlético Nacional, puso a prueba su experiencia allí y pidió por la contratación de Juan Camilo Salazar, Andrés Rentería, Gustavo Torres y Raúl Loaiza, lo que convierte al Ciclón en el equipo con más colombianos de la competición, secundados por Xeneizes, Millonarios, Rosario Central y Colón, todos con tres.
Si hablamos del Verdiblanco de Medellín, es menester destacar que es el equipo que más profesionales vendió para estos rumbos. A los ya mencionados Loaiza, Torres y Rentería, debemos sumarles a Jorman Campuzano, que llegó al elenco de la Ribera para ponerse bajo las órdenes de Gustavo Alfaro, y Reinaldo Lenis, que milita en el Banfield de Hernán Crespo.
Ahora bien, ¿por qué los clubes depositan sus intereses en estos futbolistas? Los ítems que más se repiten en la lista son talento innato, velocidad, potencia física y, en muchos casos, apostar por precoces valores que tengan valor de reventa que llenen las arcas. También, la experiencia y recorrido que pueden potenciar y jerarquizar al plantel de aquellos que ya tengan un largo recorrido junto al balón.
¿Un caso relevante? El de Barrios y Boca. El volante central llegó al club de casaca azul y oro a mediados del 2016, proveniente del Deportes Tolima, por una cifra cercana a los tres millones de dólares. A principios del 2019, fichó con el Zenit de Rusia y le dejó a la institución presidida por Daniel Angelici la jugosa suma de 15 millones de dólares.
¿Y cuál es el negocio para ellos? Santiago Aristizábal, periodista de RCN Radio, explicó a los colegas de TyC Sports: «Los valores a los que vende la Superliga son diferentes a los del fútbol colombiano, que no tiene tanta exposición. Es una gran vidriera para poder llegar a Europa. Acá hay equipos con poca presión y allá se vive de otra manera».
La Argentina pasa a ser la primera escala en su peregrinaje que tiene un destino al unísono: el Viejo Continente. Las jóvenes promesas buscarán que sea el trampolín que los empuje a la vista de los poderosos europeos, mientras que otros, como Mateo Casierra (que militó en el Ajax), Carrascal (que viene del Karpaty Lviv de Ucrania), Quintero (con pasado en Porto) y Santos Borré (que provino del Atlético Madrid) buscarán ganar minutos, confianza y títulos para obtener terreno y consideración en las principales ligas del mundo.
Los casos más tangibles son los de Barrios y Quintero, que con sus altos niveles en sus respectivos clubes obtuvieron un lugar en la lista de 23 que viajó a la cita máxima de fútbol de selecciones el año pasado.
La historia de tricolores y albicelestes, en este deporte, parece ir de la mano. Atrás quedaron los Jorge Bermúdez, Mauricio Serna, Mario Yepes y Albeiro Usuriaga, para dar paso a una nueva camada que viene a romper los moldes de la cotideaneidad local. ¿Colombia? El principal aliado de los clubes en esta «guerra» llamada fútbol.
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- AUTOR
- Julián Barral
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