Argentina
Un campeón entre el frac y el overol
El júbilo y la algarabía se adueñaron del corazón de la zona oeste del Gran Buenos Aires. Deportivo Morón, uno de los principales exponentes de una región del Conurbano que respira fútbol, se consagro campeón de la Primera B Metropolitana tras derrotar a Platense por 2-1 en el Nuevo Francisco Urbano. Abrazos, llantos y un respetuoso festejo, que permitió al plantel dar la merecida ‘vuelta olímpica’, coronaron una noche inolvidable para la historia del Gallo.
La campaña fue excelente y el título no hace más que confirmar la diferencia futbolística entre este Deportivo Morón y el resto de sus competidores en la categoría. Un fútbol ofensivo y vistoso, que consiguió con el correr del certamen encontrar el equilibrio entre estética y solidez, caracterizó al conjunto rojiblanco. Un juego que fue gestado en la pasada temporada, pese a desencontrarse con el éxito, y que continuó su desarrollo contra viento y marea durante el último año.
Lejos queda aquel lamentable mayo de 2016. Morón era noticia en los policiales mientras tambaleaba dentro del campo. En el final de la campaña electoral que terminó con Alberto Meyer reemplazando a Pablo Sauro en la presidencia del club, un reclamo salarial de Javier Rossi ante las cámaras terminó con una feroz amenaza al delantero y a otros integrantes del plantel a punta de pistola. Días después, mientras Morón perdía toda chance de acceder a un ascenso, el propio atacante sufrió el fallecimiento de su hijo tras una cruel enfermedad. Pero en el derrumbe general, el grupo conducido por Walter Otta, y conformado por mucha gente que mezcla experiencia con personalidad, logró fortalecerse y sobrevivir.
Ni siquiera un mal comienzo de temporada nubló la vista de un plantel que confió en el mensaje de su entrenador. El equipo se fue fortaleciendo desde la multitud de opciones que entregó su nómina y fue creciendo dentro del campo. Otta encontró el equilibrio para poder utilizar el extremo talento de Gerardo Martínez y Rodrigo Díaz en conjunto. Logró solventar un menor poder goleador con una tenencia del balón poco vista en la categoría. Consiguió un equipo compacto que hizo de la posesión y de la cobertura del campo, una verdadera fortaleza que protegió a Milton Álvarez, quien demostró ser el arquero que todo equipo audaz necesita.
Con todo esto, el campeón solo recibió 19 goles en 32 partidos -7 menos que Defensores de Belgrano, su perseguidor en el rubro- y anotó 45 –uno más que Barracas Central. Fue el que más convirtió y el que menos goles permitió. Todo un síntoma de equilibrio y dominio de un equipo que, tras perder los dos primeros partidos del torneo ante Tristán Suárez y Estudiantes, sólo cayó, con un gol en el minuto final del encuentro, ante Atlanta en Villa Crespo.
Indudablemente, la magia de Gerardo y el ‘Rengo’ y la seguridad de Álvarez fueron claves rutilantes en la consagración. Pero el entrenador logró que cada pieza del plantel sea protagonista en el momento indicado para entregar un aporte decisivo en la causa rojiblanca. El despliegue y la inteligencia de Cristian Lillo. La entrega de Emiliano Mayola y Nicolás Martínez. La velocidad desequilibrante de Leandro Guzmán y Matías Pardo. La experiencia y el manejo de los tiempos de Emmanuel Giménez. La solidaridad y la polivalencia de Javier Bicho Rossi. La gambeta de Nicolás Ramírez. La firmeza de Juan Ferreira. La valentía de Franco Racca. El interminable poder goleador de Damián Akerman. Todos tuvieron su espacio en una temporada en la que, incluso, hubo lugar para una histórica victoria ante Patronato, con aquellos que menos jugaron como protagonistas principales de una paliza memorable.
Se terminó la era de los malos tragos. 16 años en el indescifrable laberinto de la tercera categoría quedaron en el olvido. Más de dos décadas y media después de aquel título de 1990, los nombres de Carlos Compagnucci, Alberto Pascutti, Raúl Espíndola, Fabián Nardozza, Sergio Lara, Vicente Stagliano y compañía, ya no serán los últimos privilegiados. La nefasta tarde de Florencio Varela, aquella derrota inoportuna e inesperada ante Deportivo Español en la vieja casa propia, y la última frustración ante Almagro, se guardan hoy y para siempre en el archivo. Deportivo Morón está de regreso en el Nacional. Como su historia y su importancia dentro del fútbol de Ascenso mandan. Con la elegancia de los grandes. Con el brillo de los elegidos. Con la colaboración de todos. Con el estilo de un entrenador para tener en cuenta. Con el inigualable sabor de haber sido, por lejos, el mejor equipo de todos. ¡¡¡FELICITACIONES CAMPEÓN!!!
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- AUTOR
- Nicolás Di Pasqua
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