América
Un canario de alto vuelo
Aquel que nunca iba a llegar. Ese al que fecha a fecha parecía hacérsele cuesta arriba. Uno de los tantos que hoy, pueden decir orgullosamente que están en la B Nacional. Por primera vez. No importa ya si permanecerán una, dos o muchas temporadas más. Lo cierto es que este equipo oriundo de Jáuregui, una zona marcada por repetidos desastres de la naturaleza, está en su lugar merecido. Ese equipo es Flandria, que se convirtió en una institución respetada por su profesionalidad y su hambre de gloria.
El camino hacia el ascenso tuvo que terminar como la historia reciente de la B Metropolitana lo acostumbra, con un final de película. A la última fecha, la 19 (sí, este campeonato de transición fue demasiado corto) llegaban palmo a palmo peleando el único ascenso tanto el Canario (36 puntos) como Atlanta (34). Y como si esto hubiese estado premeditado, ambos debían enfrentarse en la jornada decisiva. El escenario de la “final” sería el don León Bolkovsky, allí en Humboldt al 300, Villa Crespo.
Los Bohemios debían ganar para obtener el ascenso, ya que otro resultado beneficiaba al Canario. En la previa se esperaba un partido emocionante más por la expectativa que genera este tipo de partidos que por lo que se podía esperar que brinden ambos equipos futbolísticamente. Y así fue. Se jugó alejado de los arcos, con poquísimas llegadas para ambos equipos. Atlanta, que era el que debía ir en búsqueda de la victoria, chocó con la muralla defensiva de Flandria y, por momentos, los nervios le impidieron crear juego para anotar un gol que le diera el ansiado ascenso. El partido finalizó 0-0, y así Flandria hacía historia, pues jugará en la B Nacional de Argentina por primera vez en sus 75 años de vida.
El conjunto dirigido por la dupla técnica Sergio Gómez y Favio Orsi se caracterizó por prevalecer el cero en su arco antes de ir en búsqueda de convertir un gol. Tal es así que, en 19 partidos, Flandria sólo logró 15 goles a favor y recibió nueve en contra, siendo el equipo menos goleado y tercero menos goleador, sólo por detrás de Acassuso, Estudiantes de Buenos Aires y Deportivo Armenio, los últimos de la tabla de posiciones. Además, en ninguna de las 11 victorias que consiguió el Canario, la diferencia fue mayor a un gol. Como si fuera poco, los goleadores del equipo fueron un defensor, el paraguayo William Riveros y un mediocampista, Alejandro González, con tan solo tres goles cada uno. Para cerrar un párrafo plagado de datos inolvidables, se destaca que en 14 de los 19 partidos, Flandria pudo mantenerla valla invicta.
Esta institución conoce más que ninguna otra lo que es vivenciar una tragedia. En agosto del año pasado, Jáuregui sufrió una de las peores inundaciones de la historia, dejando el Carlos V, así se llama su estadio, bajo el agua, cuando todavía el Canario militaba en la B Metro. Ante estas dificultades, el club se vio obligado a suspender todo tipo de actividades, lo que significó un cimbronazo tanto en lo deportivo como también en lo social. Debió hacer de local varios partidos en Chacarita, que con un gesto de caridad le prestó el estadio. Previamente, en 2014, la ciudad había tenido que soportar inclemencias climáticas de igual carácter, aunque el club no padeció las consecuencias tanto como al año siguiente. Así y todo, el sufrimiento vivido tuvo recompensa positiva, ya que la temporada siguiente, el Torneo Transición 2016, finalizó con Flandria logrando el ascenso a la Segunda División.
Merecido premio para este equipo haber llegado a esta división por primera vez en su historia. Luego de tanto dolor y esfuerzo por progresar y crecer, los buenos resultados están a la vista. Flandria jugará una temporada, al menos, en el complicado Nacional B. Se vendrán viajes kilométricos por todo el interior del país, partidos inéditos y un nuevo sueño por delante, jugar en Primera División. ¿Quién le puede quitar esa ilusión a esta enorme institución? La aventura del novato ya está a punto de comenzar…
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- AUTOR
- Juan Podestá
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