Copas selecciones
Un equipo, un objetivo: la medalla dorada
“¿Qué significan Los Murciélagos en mi vida? Todo. Empecé siendo un pibe soltero, vivía con mis viejos, no tenía nada, y hoy estoy casado y tengo mis hijas. Fueron 17 años, es como una adolescencia”. Darío Lencina.
“Es difícil porque no te imaginás afuera de una cancha, afuera de esta Selección, de esta familia”. Froilán Padilla.
“Yo tengo 34 años y desde los 16 estoy en la Selección. Más de la mitad de mi vida”. Lucas Rodríguez
“Los Murciélagos son la prioridad número uno. Es mi trabajo, mi orgullo, mi responsabilidad. Me levanto y me acuesto pensando en esto”. David Peralta.
“Hace 25 años que soy el capitán de esta Selección. Los Murciélagos son una parte muy importante en mi vida. Cuando me retire no voy a tener un montón de cosas que hoy en día tengo”. Silvio Velo.
Decir “basta” para el deportista es de por sí muy difícil. Seguramente más lo es para integrantes de un equipo mancomunado, familiero, que se abraza ante los impedimentos del deporte y la vida. Y de hecho, es todavía más complicado abandonar un lugar donde uno quiere y es querido.
Las frases con las que comienza esta nota corresponden a cinco integrantes de Los Murciélagos. A los más viejitos. A los que ya pasaron la línea de los treinta. Los que junto a otro grupo de cinco jóvenes, más el cuerpo técnico, buscarán coronarse en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Justamente, el que puede ser el último de sus carreras.
“En promedio de edad estamos bien balanceados”, ratificó Martín Demonte, el entrenador de un equipo que repite siete de los diez nombres de Londres 2012. Lucas Rodríguez y Darío Lencina (arquero), de 34 y 36 años, disputarán su cuarto Juego Olímpico (NdR: La disciplina comenzó a practicarse en Atenas 2004). Por su parte, David Peralta y Froilán Padilla, con 37 y 35, sólo estuvieron en la última cita. Finalmente, a estos cuatro se les une el eterno e incansable Silvio Velo. El capitán también jugará su cuarto JJ.OO., pero a diferencia del resto, con 45 años (el jugador de mayor edad en el torneo). Ninguno planea el futuro. Todos coinciden en pensar a corto plazo, como el caso del cordobés, Rodríguez: “Yo voy viendo año a año cómo me voy sintiendo. No puedo planificar un ciclo olímpico completo. El año que viene voy a ver si llego a la Copa América, el otro al Mundial y el siguiente a los Panamericanos”.
Ángel Deldo y Federico Accardi también disputarán su segundo torneo olímpico mientras que será el primero para Maximiliano Espinillo, Nicolás Véliz y Darío Muleck (arquero). “Espinillo y Véliz son dos delanteros con mucha pegada, mucho gol y nos vienen bien para el esquema de juego que estamos llevando a cabo ahora”, afirmó el DT. Y continuó: “Incluso, son especialistas en penales, cosa que nos viene muy bien. En Hereford (Mundial 2010) y Londres (Juegos Olímpicos 2012) terminamos afuera de la discusión por ineficacia en ese aspecto: 36 penales ejecutados, cero convertidos”. El estigma de Argentina en los últimos años pero más aún el estigma de Demonte. Otro motivo para la incorporación de dos chicos de 22 y 25 años, respectivamente, en la nómina de Río 2016.
Cuatro años de trabajo. Cuatro años de pruebas, errores, intentos, jugadores, sistemas, viajes y torneos. Cuatro años ya pasaron de aquel tercer puesto perdido contra España, justamente uno de los rivales del Grupo B y justamente por penales.
“Hoy Argentina y Brasil están un paso arriba de las demás selecciones. Son los que más trabajan y son los pioneros a nivel mundial”. Velo, la historia viva del Seleccionado Argentino de Fútbol 5 para Ciegos, vive los JJ.OO. como un chico más. No piensa en el retiro, no piensa en el mañana. Enfoca sus energías en México, el primer rival del combinado nacional en el torneo. Aunque también se permite soñar con una medalla de oro, el único título importante que le falta a su carrera y a la de Los Murciélagos: “Es un sueño que tenemos como equipo, y a nivel personal también. La verdad es que nos encantaría ganar esa medalla, que se nos viene negando”.
Brasil. Ese es el país, la palabra que sale de la boca de todos y cada uno de los dirigidos por Demonte. Saben del potencial de China o España, de la sorpresa que puede dar Irán, pero son los cariocas el rival a vencer de cara a esa medalla dorada tan anhelada.
“Brasil es un cuco pero el único que le puede ganar es Argentina». David Peralta.
“A la final primero hay que llegar pero me gustaría Brasil en su casa. Ganarle ahí sería algo muy lindo. No creo que quieran jugar contra nosotros”, avisa Rodríguez, volante derecho del equipo. Del otro costado de la cancha aparece Peralta: duro en la marca, técnico en ofensiva y tranquilo frente al grabador. El oriundo de Comandante Luis Piedrabuena, provincia de Santa Cruz, también se siente confiado al respecto: “Brasil es un cuco pero el único que le puede ganar es Argentina. Ojalá sea esta vez porque ya van varias finales que la suerte viene del lado de ellos”.
“Argentina es pionero”, remarcaba antes Velo. “Ya son varias finales” destacó ahora Peralta. Los Murciélagos han sabido permanecer en la élite del deporte mundial. Medallas olímpicas, Mundiales y Copas Américas. Para eso se necesita trabajo. Proyectos, ideas, entrenamientos y constancia. Para eso trabaja el cuerpo técnico liderado por Demonte y eso destacan los mismos protagonistas.
“Es muy bueno lo que se ha logrado. Se ha cambiado totalmente el estilo de juego. O sea, de tener mucho huevo a tener mucha técnica y táctica. El entrenador nos muestra videos de 2006 o 2008 y es otro juego. Antes apostábamos a la heroica de Silvio (Velo)”. El que habla es Froilán Padilla, defensor, último hombre, de Santiago del Estero y que forma parte del Seleccionado desde hace siete años. Él es otro de los que vivió el cambio desde adentro. La progresión futbolística de Los Murciélagos. “Era impensado ver jugar al equipo como juega ahora. Mover la pelota de un lado a otro, como videntes. Antes el central jugaba de central y no se movía”, reafirmó.
“En 2008 era impensado que podíamos jugar así”, sostuvo Darío Lencina, uno de los arqueros del equipo, quien también sumó su opinión. Por su parte, el capitán es otro de los que destacó el avance de Los Murciélagos con el correr de los años: “Yo creo que hemos mejorado mucho pero todavía podemos jugar mejor. Esto no tiene techo. Igualmente nunca te deja de sorprender el grado de superación de este equipo”. Para no ser menos, el propio Demonte dejó sus sensaciones acerca del avance del plantel: “Si me preguntabas a mi, que hace 17 años estoy con este deporte, si algún día íbamos a jugar como lo hacemos ahora, te decía que estabas loco. Era imposible en ese momento”.
“Si me preguntabas a mi, si algún día íbamos a jugar como lo hacemos ahora, te decía que estabas loco”. Martín Demonte.
Algunos viven aquí, en Buenos Aires. Otros permanecen en sus provincias y vienen una semana por mes a entrenar junto con el equipo. Y además está Velo, que viaja todos los días desde su San Pedro hasta el CeNARD. Poco más de 320km en colectivo, ida y vuelta. “Me la banco. Soy el capitán, tengo que predicar con el ejemplo. Tampoco es tan lejos. Agarro Ruta 9 y en dos horas estoy”, remarcó.
Juegan en un país donde cada cuatro años se reclaman medallas sin haber visto el camino, las dificultades, los obstáculos. Juegan para un equipo que no ve. Juegan en un seleccionado que buscará una nueva medalla, la tercera de su historia. Juegan para un selectivo que quiere levantarse de la durísima derrota por penales en Londres 2012. “Jugamos porque es un juego. Después, todos quieren ganar”, como dijo Peralta.
Tal vez habría que seguir sus pensamientos. Quizás estaría bien bajar un cambio y escucharlos. Atender a lo que tienen para decir. De ellos se puede aprender mucho. A valorar, por ejemplo. Palabra complicada que Los Murciélagos intentan recordar minuto a minuto.
«Si viene la de oro, vamos a ser totalmente felices, pero creo que con la plata y bronce también. A nosotros nos tocó ser segundos en 2004 y en ese momento no estábamos contentos, estábamos tristes. Y pasaron doce años y todavía no volvimos a ganar esa medalla. Por eso cuando se consigue una, sea del color que sea, hay que disfrutarla porque no sabés… Quizá nunca más te toca ganar una medalla”. Las palabras salieron de la boca de Rodríguez, pero en realidad, divagan en la cabeza de cada uno de los diez Murciélagos que viajaron a Río.
- AUTOR
- Cultura Redonda
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