#Rusia2018xCR
Un golpazo que expone
Un sinfín de dudas y vacilaciones. Así como sucedió en el debut, en que el entrenador paró un equipo a contramano de lo que venía gestando en los amistosos y entrenamientos, el vuelco en el segundo juego fue rotundo. Jorge Sampaoli nunca estuvo convencido del plan a llevar a cabo, y de esa manera es más complicado aún convencer a los futbolistas. Si Argentina llegó a Rusia en medio de incógnitas y sin un once titular definido, todo se profundizó en dos partidos. Fue primero un equipo plano y sin fluidez para romper a su rival, luego la frustración tomó al equipo en pleno descontrol.
Las idas y vueltas han sido una constante en el ciclo Sampaoli. Ha dejado atrás varios preceptos en el año que lleva de trabajo, y muchas sentencias se acabaron modificando con el paso de los meses. Aquello que había entrenado y probado en amistosos previos al debut en la Copa del Mundo, acabó por modificarlo, apostando a un doble pivote que hizo demasiado horizontal al equipo. Cinco días luego, retornó a una línea de tres defensores que parecía archivada y la búsqueda colectiva volvió a modificarse, poniendo en evidencia la ausencia de un plan en común. El problema no está necesariamente en el cambio de piezas defensivas, sino en las constantes variaciones para un conjunto que todavía no tiene una idea asentada.
El golpazo sufrido ante Croacia deja a la selección contra las cuerdas. A pesar de que los sucesos actuales sean resultado de desmanejos dirigenciales y desidia durante casi una década, al equipo le han faltado respuestas. Sampaoli había logrado darle matices de su estilo al equipo en medio de las urgencias, pero conforme al paso del tiempo no existió un plan que sostenga a Argentina. Un equipo plenamente convencido de su idea como Islandia, y la talentosa generación balcánica, sumergieron al equipo albiceleste en la depresión.
Wilfredo Caballero nunca había dejado una actuación convincente con los pies, incluso en aquel tan promocionado debut contra Italia. Su error, en el que sirvió la apertura del marcador a Ante Rebic, lo dejó tan expuesto como el acontecido en el partido de presentación o en el mismo estadio de Nizhny Nóvgorod, durante el primer tiempo. A partir de allí, a Argentina le faltaron soluciones y su idea de juego quedó a la intemperie. Atrás habían quedado las pocas buenas sensaciones que había transmitido durante el período inicial, contrastadas con los espacios que los de Zlatko Dalic estaban explotando a espaldas de Eduardo Salvio y la poca intervención de Lionel Messi.
El ‘10’ fue absorbido en todo momento por Marcelo Brozovic, quien ingresó al equipo con una misión clara. Fortaleció el mediocampo y posibilitó que Luka Modric se desprenda. Messi se recostó sobre la banda derecha para recibir en sólo una ocasión, escapando al embotellamiento central y abriendo caminos para la profundidad de los carrileros. Pero fue sólo un espejismo, rápidamente se sumió en la intrascendencia. Las recepciones de Salvio y Marcos Acuña al espacio, en los vértices del área, estaban siendo las mejores armas para la Albiceleste, junto a las llegadas de Enzo Pérez y ante la ausencia de juego interior. También era una vía Sergio Agüero, quien escapaba a los centrales y creaba líneas de pase en tres cuartos de campo, pero las finalizaciones eran ineficientes.
En paralelo, Croacia atacaba con soltura, mediante los apoyos de Mario Mandzukic y los desbordes de Ivan Perisic. Gabriel Mercado no llegaba a tiempo a cubrir el hueco que liberaba Salvio. El de Benfica falló incluso cuando su ubicación era la correcta, producto de no sentir el puesto y el rigor de la marca. También Rebic recibía al espacio, mientras Modric crecía conforme al transcurrir de los minutos. El jugador del Real Madrid estaba encontrando a Sime Vrsaljko cuando éste se desdoblaba por la banda derecha, y con sus pases creaba ventajas que sus compañeros no aprovecharon. Sobre el final, cerró la goleada con un gran remate desde fuera del área, mientras Argentina buscaba enceguecida la igualdad y jugaba sin destino claro.
Gonzalo Higuaín había conseguido mejorar los ataques argentinos con su ingreso, a través de apoyos en todo el frente de ataque y diagonales a las espaldas de los defensores, pero era ya imposible remontar. También Cristian Pavón ingresó y apareció por ambas bandas, sin brindar la cuota de agresividad en ofensiva ni desequilibrar. Paulo Dybala sustituyó a Pérez, pero los nervios no aminoraron ni hubo respuestas de emergencia. Sampaoli abrió más al equipo cuando decidió correr riesgos que a esa altura ya eran el único camino. Rakitic terminó por cerrar el encuentro en el final, minutos luego de estrellar un tiro libre en el travesaño y al tiempo que Argentina se despedazaba.
El cuerpo técnico volverá a cambiar de cara a la tercera jornada del grupo. Llegó a la Copa del Mundo sin conceptos claros, entre dudas y vacilaciones, un cúmulo de elementos que lo hacen indescifrable.
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- AUTOR
- Nicolás Galliari
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