Copas europeas
Un Zidane Ancelottista
El 4 de Enero del presente año, Florentino Pérez anunciaba la destitución de Rafa Benítez y el ascenso de Zinedine Zidane desde el Madrid Castilla (filial del Real Madrid) al primer equipo. Una decisión que se rumoreaba en el ambiente periodístico y que se confirmó horas después del empate del equipo blanco ante el Valencia en Mestalla. Benítez dejaba como herencia a su querido club la clasificación como primero de grupo en Champions League, la amarga y dolorosa eliminación por el caso Cheryshev y la alineación indebida ante el Cádiz en Copa del Rey en el que recibió críticas desmesuradas pese a no ser el máximo responsable y una Liga en la que el Barcelona se posicionaba líder tras 18 jornadas disputadas. El 0-4 en el Santiago Bernabeu ante el club catalán, el más que evidente escaso feeling entre plantilla y entrenador y un estilo de juego (en las antípodas del desplegado la temporada anterior) que nunca acabó por enamorar ni por asentarse; terminó sentenciando el divorcio. La crónica de un despido anunciado.
El astro francés se encontró con la oportunidad inmensa de dirigir a un transatlántico en horas bajas. Su gestión de grupo ayudado por la figura de jugador franquicia del club, provocó una interacción más fluida y cercana con los jugadores. Su objetivo inicial fue calmar las aguas y ganarse la confianza de un (siempre) complicado vestuario. El pasar de los partidos dejaba muestras de su intención: un juego más pausado, de posesiones largas e iniciación persistente al ras del suelo, la potenciación de las individualidades, la libertad al unísono de ambos laterales en cada jugada de ataque posicional, la titularidad de Casemiro como ancla y equilibrio y la duda existencial en el lateral derecho entre Danilo y Daniel Carvajal que acabó cayendo por su propio peso a favor del canterano nacido en Leganés.
Cabe destacar que desde su inteligencia, respeto en conferencias de prensa sin dar una palabra más alta que otra, amabilidad, humildad (lo cuenta Paolo Montero en una entrevista a El País) y don de gentes, se ganó a la cruda prensa local que nunca atizó ningún tipo de decisión del galo. Las suplencias de James Rodríguez e Isco eran noticia a diario en los medios de comunicación con Benítez. Con el francés no hubo primicia alguna ni para con el colombiano ni sobre el español. Por otro lado, debutaba un canterano de gran proyección como el delantero centro Borja Mayoral y se afianzaban entre los jugadores más utilizados: Jesé Rodríguez y Lucas Vázquez (también de inferiores).
La medular tomó importancia, seguridad y más libertad con el equilibrio otorgado por Casemiro. Los interiores Luka Modric y Toni Kroos generaban y efectuaban llegadas por sorpresa y mayor volumen de juego. El tridente ofensivo (denominado BBC) notaba una considerable mejoría en cuanto a recepción de balones y acompañamiento en cada acción ofensiva. El Real Madrid ya no atacaba con tres o cuatro jugadores (Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Marcelo o Carvajal y Gareth Bale) sino que a estos cuatro anteriormente mencionados se le sumaban el lateral que solía ausentarse si se proyectaba el compañero de la banda contraria y ambos interiores. El aumento de jugadores en campo rival fue vital y cuando no existían huecos para asistencias por dentro, Kroos y Modric aprovechaban su gran disparo desde fuera del área o la opción de elegir flanco para abrir el juego con los dos laterales. Benzema se dejaba ver en el sector de Marcelo y Ronaldo se posicionaba como «9» de área. En algunos partidos, Cristiano y Bale compartieron banda derecha generando superioridad junto a Carvajal -situación visualizada con Ancelotti la pasada campaña en algunos segmentos de partidos-. Las alternativas eran considerables en la faceta ofensiva y en la defensiva la mejora fue notoria.
El cambio fue positivo, se podría denominar un cambio Ancelottiano. El italiano es un gran gestor de grupos de un estilo similar a Vicente del Bosque y un gran amante del equilibrio, Zizou intenta aprender de esa escuela. Pese a esto, el Real no ha dejado grandes sensaciones a nivel colectivo (cuesta hallar un gran partido completo del equipo en la temporada) en los encuentros dirigidos por el marsellés. Sí a nivel individual y este apartado fue clave para lograr el billete a la final de Champions League y poder pelear la Liga hasta la última fecha, sumando un total de 12 victorias consecutivas y una especialmente psicológica en cuanto a confianza, el 1-2 en el Camp Nou que a su vez coincidió con la eliminación días después del Barcelona en manos del Atlético de Madrid en Champions. La dinámica competitiva positiva de los merengues era completamente antagónica a la de los de Luis Enrique.
El cambio fue positivo, se podría denominar un cambio Ancelottiano.
Keylor Navas disipó todo tipo de dudas en el público y periodismo en general (se transformó en un portero de equipo grande al cual en según que encuentro disparan poco pero siempre responde), Marcelo volvió a ser desequilibrante en ataque con sus regates internos, Pepe mejoró exponencialmente su nivel, Casemiro se transformó en una especie de Claude Makelele, Kroos recuperó la confianza en una posición en la que no se hallaba cómodo debido a su adaptación al mediocentro posicional, Modric explotó sus habilidades que parecían olvidadas en el primer tramo de temporada, Benzema impresionó con su registro goleador nunca antes visto en Chamartin y el galés fue el Bale que tanto se esperó, consolidándose como líder del ataque madridista cuando las bajas del francés y el portugués parecían llevar a la catástrofe total.
En 20 partidos de liga, los pupilos de Zidane vencieron en 17 ocasiones, empataron dos y perdieron tan solo uno, ante el enemigo de la final del sábado de Champions League. Para llegar al último partido de dicha competición continental, dejó en el camino a la Roma, Wolfsburgo y Manchester City. Un camino de rosas (y espinas) en el que pese a no ser tan exigente como el del vecino finalista, dejó dudas. Quizás se espera a un Zidane más resolutivo, previsor o con mejor lectura del juego desde el banquillo durante el transcurso del partido. No obstante el hincha madridista sueña con repetir la hazaña de dos temporadas atrás ante el mismo rival y con un equipo que se asemeja en varios aspectos como hemos resaltado al ganador de la décima Champions League. Zidane volverá a estar presente en una final de Copa de Europa, esta vez siendo el primer entrenador, y con él, la escuela de Carlo Ancelotti.
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- AUTOR
- Nicolás Quiroga
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