#Rusia2018xCR
¡Uruguay, nomá’!
Increíble, soñado, indescriptible, sobresaliente, heroico. Uruguay venció a Portugal en los octavos de final del Mundial por dos a uno, con sendos tantos de Edinson Cavani, y se metió de lleno entre los ocho mejores equipos en la competición. Dato más que saliente, si tomamos como parámetro que, sobre las 21 ediciones del certamen, este combinado llegó a cuartos de final en un total de siete ocasiones.
Uruguay es cosa seria. Cualquiera podrá achacar que, durante la fase de grupos, la fortuna le tiró un guiño ante el evidente menor nivel de los elencos con los que lo aparejaron. Pero, ¿quién podrá dudar, a estas alturas, de la actuación del elenco sudamericano?, en un camino en donde las grandes potencias sufrieron ante los, a priori, más débiles.
Los conducidos por Óscar Tabárez tuvieron su primera prueba de rigor y no decepcionaron. Dejaron en el camino a uno de los pesos pesados, quizá no tanto por historia, por funcionamiento colectivo, pero sí por nombres propios, porque Portugal llegaba -aún con dudas como ante Irán- con apellidos de la talla de Bernardo Silva, hombre del Manchester City, Pepe y Quaresma, dos históricos, y con Cristiano Ronaldo, de quien no hace falta agregar adjetivos, como estandarte, además de poner sobre la mesa el título de campeón de Europa.
Entonces, ¿por qué se llevó el triunfo la «banda oriental»? Sí, es cierto que pasó momentos de zozobra, sobre todo en la última media hora de juego en donde, tras el empate parcial, los lusos se los llevaban por delante, pero encontró en sus valores los elementos necesarios para salir adelante.
Diego Godín y José María Giménez, pareja de centrales, vivenciaron el primer tanto que le convierten a su escuadra en estos cuatro escollos, pero destacaron al mantener la marca pegajosa sobre CR7 y cumplieron un papel más que importante cuando el balón se convertía en una bomba de tiempo al caer dentro del área. Lucas Torreira, diamante en bruto que, si no fuese por los dos monstruos de arriba, sería el mejor sin duda, anuló por completo al «siete bravo» del Real Madrid, lo obligó a estacionarse siempre por derecha, intentando escapar de su marca hombre a hombre. Cuando Ronaldo lograba alistarse para apuntar y disparar, siempre se cruzó con la humanidad del tiempista volante central; el MVP, claro está, será para Cavani, hombre clave por el que sus compañeros lograron acceder a la siguiente llave.
¿Cuál fue la participación del delantero del PSG en ofensiva? En el primer tanto, la jugada arranca directamente desde sus pies por derecha, cambiando de frente rotundamente la orientación de la jugada para Luis Suárez, y no se estacionó. Dejó la banda, se metió progresivamente en la zona de fuego y, cuando todos, o nadie mejor dicho, lo esperaba, se escabulló por detrás de los defensores para aparecer por el segundo palo y vencer la defensa del portero. En la segunda conquista, tras el pase de Rodrigo Bentancur, dijo presente sobre el vértice izquierdo del ataque, arqueó el cuerpo y, con toda la parte interna del botín, armó un remate al segundo poste imposible de atajar.
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Sí, es verdad que no la pasó bien sobre el final. El atropello, a veces con más ímpetu que fútbol, que propuso el rival, hizo que el equipo forme un bloque en una cierta cantidad de metros, esperando un bochazo directo para que la guarde el Pistolero, y dispuesto rechazar cuanta «Telstar» merodee por allí.
Ahora, Francia lo espera en la próxima cita y tiene argumentos para ilusionarse. Los nombres propios, el libreto que impone su entrenador y la tenacidad para sacar ese plus cuando hay que meter, hacen que su presencia se convierta en una parada chiva para cualquiera. Uruguay ganó cuatro cotejos seguidos por primera vez desde 1930, sigue subiendo peldaños en el escalafón y, hoy, pasa de ser un candidato «menor» a que todos los miren de reojo.
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- AUTOR
- Julián Barral
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