Historias
Valeriy Lobanovskyi: Un adelantado a su época
Cuando se quiere explicar lo que fue el fútbol en la Unión Soviética, es imposible omitir la figura de Valeriy Lobanovskyi. Nacido en Kiev el 6 de enero de 1939, este prestigioso director técnico llevó al Dínamo de la capital ucraniana a ser el equipo más ganador de una liga históricamente dominada por los clubes rusos. Con tres etapas tanto en los Blanquiazules como en la selección de la URSS, el Coronel dirigió a los futbolistas soviéticos más reconocidos y estuvo presente en los Mundiales de 1986 y 1990.
Previo a su carrera como entrenador, Lobanovskyi fue un destacado wing zurdo que disputó 144 partidos y anotó 42 goles entre 1957 y 1964 en su querido Dínamo. En 1962 y 1963 fue galardonado como el futbolista ucraniano del año por el diario Gaceta Deportiva de aquella RSS. Además, jugó dos encuentros en el combinado soviético y tuvo dos breves pasos por Chornomorets Odesa y Shakhtar Donetsk antes de retirarse a los 29 años. Quienes lo vieron jugar aseguran que tenía una gran pegada de pelota parada y era especialista en meter goles olímpicos.
En su vida fuera del fútbol, Lobanovskyi completó la carrera militar y fue condecorado Coronel del Ejército Rojo. También compaginó sus años como jugador con los estudios universitarios y se recibió de ingeniero matemático en el Instituto Politécnico de Kiev. Siempre fue un apasionado por los números, ya que de adolescente había ganado una medalla de oro de Matemática en la secundaria Nro. 319 de Kiev. Actualmente, esta escuela se llama Perspectiva Valeriy Lobanovskyi Nro. 146 y, en su puerta, tiene una placa que homenajea a su estudiante más famoso.
Su debut como entrenador fue en Dnipro Dnipropetrovsk con 30 años y, cuatro temporadas después, asumió en Dínamo Kiev. En esta primera etapa (1973-1982), ganó cinco veces la Soviet Top League, tres veces la Copa doméstica, una vez la Supercopa soviética y, en 1975, obtuvo tanto la Recopa como la Supercopa de la UEFA. Mientras tanto, entrenó a la selección en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde superó por 2-0 a Brasil para conseguir la medalla de bronce y completar un podio socialista con la República Democrática Alemana (oro) y Polonia (plata).
En esa década comenzó a implementar la informática en el fútbol, algo común en estos tiempos. Tal como cuenta el periodista español Alex Couto en su libro Las Grandes Escuelas de Fútbol Moderno, Lobanovskyi solicitó una computadora a los estamentos militares de la URSS y creó un equipo de estadísticos que analizaban, bajo su criterio, aspectos físicos, técnicos y tácticos de los jugadores. Esto levantó sospechas de la KGB -agencia de inteligencia de la Unión Soviética-, ya que no entendían con qué finalidad un entrenador de fútbol le pedía una computadora al Estado. Además, no lo veían como un DT más, sino que era el referente de un equipo alejado de Moscú que salía campeón de los torneos que en Rusia estaban habituados a ganar antes de su llegada.
En los entrenamientos bajo techo, el Coronel organizaba partidos de fútbol 5 en espacios reducidos con la particularidad de que los futbolistas jugaban con los ojos vendados. Él afirmaba que esto servía para que sus dirigidos automatizaran los movimientos de los compañeros y, de esta manera, se entendieran de memoria en el campo de juego. Aunque esto le valió el apodo de Monstruo, los jugadores de Dínamo Kiev destacaron que Lobanovskyi los formó no solo como jugadores, sino que también los hizo mejorar como personas.
Luego de dos años en los que se alejó de los Blanquiazules para dirigir exclusivamente a la selección, fue despedido por no clasificar a la Eurocopa 1984 y regresó al club de su vida. La temporada previa, los entrenados por Yuriy Morozov habían finalizado séptimos en la liga y no habían clasificado a torneos internacionales por primera vez en 14 años. Con el regreso de Lobanovskyi, Dínamo ganó el doblete (Liga y Copa) en 1985.
En los países comunistas, los futbolistas estaban obligados a permanecer en sus respectivas naciones hasta que cumplieran 28 años. De este modo, grandes jugadores recién fueron reconocidos en Europa Occidental una vez que salían del ámbito de influencia soviética. Quizás en Madrid no tenían mucha idea de este Dínamo, mientras que el matemático era un apasionado de estudiar detalladamente a cada rival. Por eso, los jugadores de Atlético se vieron sorprendidos cuando el 2 de mayo de 1986 los ucranios los pasaron por encima en la final de la Recopa Europea. Si bien Dínamo ganó 3-0, en España y en Ucrania coinciden en que ese resultado se quedó corto. Los de Lobanovskyi fueron superiores y conquistaron este torneo por segunda vez en su historia.
Los Bilo-Syni de finales de los 70’ y principios de los 80’, con un entrenador que priorizaba lo colectivo sobre lo individual, fueron uno de los equipos más vistosos del Este europeo. Entre los jugadores más destacados se encontraban el goleador Oleg Blokhin (Balón de Oro en 1975), Igor Belanov (beneficiado en 1986 porque France Football solo premiaba futbolistas europeos en ese momento), Oleksandr Zavarov, Vasyl Rats, Sergei Baltacha y Pavel Yakovenko.
En 1986, el Coronel volvió a ocupar el cargo de seleccionador en simultáneo a su trabajo en su club. En el Mundial de México, la Unión Soviética terminó primera en el Grupo C y cayó por 4-3 (triplete de Belanov) ante Bélgica en el alargue en octavos de final. Con varios de los mencionados anteriormente, esta fue la primera vez que la URSS disputó un certamen internacional sin mayoría rusa.
Dos años más tarde, y en la última participación del equipo soviético en una Eurocopa, solo Ruud Gullit y una volea imposible de Marco van Basten pudieron pararlos. Con tanto de Rats, superaron a Países Bajos por la mínima en el debut. Luego clasificaron como líderes del Grupo 2 tras empatar en 1 ante República de Irlanda y vencer a Inglaterra por 3-1. En semifinales despacharon a Italia por 2-0 y volvieron a enfrentar a los neerlandeses, aunque con peor suerte, en el partido decisivo.
Pero en ese 1988, con la Perestroika ya puesta en marcha, varios jugadores importantes del Dínamo de Lobanovskyi partieron a clubes de Europa occidental. En mayo de 1990 se consagró campeón de la Soviet Top League por última vez y dejó su cargo. Con el Muro de Berlín ya caído y con la Unión Soviética próxima a disolverse, la participación del Ejército Rojo en el Mundial de Italia fue horrible. Ya sin su base ucraniana, perdió por 2-0 ante Rumania y Argentina en el marco del Grupo B. Sin chances de clasificar a octavos de final, la URSS decoró su última aparición mundialista goleando 4-0 al líder Camerún en Bari.
Valeriy Lobanovskyi consideró que tenía que hacer algo distinto en su carrera y renunció al seleccionado para vivir una experiencia particular. Se mudó a Emiratos Árabes Unidos y aceptó la oferta de la Federación de ese país para entrenar al combinado nacional. Allí dejó un grato recuerdo, al terminar la Copa Asia 1992 en el cuarto puesto (mejor clasificación histórica hasta ese momento). Sin embargo, en conflicto con los dirigentes se fue a Kuwait, donde entrenó entre 1993 y 1996.
Con la independencia ucraniana, Dínamo Kiev seguía ganando todo a nivel local pero no conseguía resultados en las competencias internacionales. El Coronel regresó al inicio de 1997 y, en su primer semestre, salió campeón liguero con 11 puntos de distancia sobre Shakhtar Donetsk. En la siguiente temporada, superó la ronda previa de la Champions League y logró dos memorables triunfos contra Barcelona en fase de grupos. El primero, 3-0 ante 100.000 personas en el Olímpico de Kiev; el segundo, 4-0 en el Camp Nou. Un Andriy Shevchenko de 21 años se dio a conocer al mundo anotando un hat-trick en el primer tiempo, mientras que su acompañante en la delantera Sergiy Rebrov amplió en el segundo tiempo. Así como esa noche catapultó a estos jóvenes atacantes a ligas más importantes del Viejo Continente, el arquero portugués Vitor Baía vio finalizada su carrera en el Barça. Esta participación culminaría en cuartos de final: luego del 1-1 en Torino, Juventus venció 4-1 en Kiev con un triplete de Filippo Inzaghi, quien luego terminaría siendo el socio de Sheva en Milan. Casualmente, Barcelona y Juventus son dos de los rivales de los Bilo-Syni en la Champions actual. ¿El restante? Ferencvaros de Hungría, entrenado por Rebrov.
La 1998/1999 sería mejor aún para Dínamo en la UCL. Tras terminar primero en el Grupo E, eliminó a Real Madrid en cuartos de final. Luego del 1-1 en la capital española, los ucranianos vencieron 2-0 en Kiev con dos tantos de Shevchenko. En el partido de ida de semifinales contra Bayern Múnich, la figura volvería a meter un doblete, aunque los alemanes empataron 3-3 sobre la hora. En la revancha, un solitario gol de Mario Basler metió al Bayern en la famosa final contra Manchester United en el Camp Nou. Esa fue la última temporada de la primera etapa de Shevchenko en Dínamo, debido a que Milan pagó 25 millones de dólares para hacerse de sus servicios en julio de 1999. También se fueron el capitán Oleg Luzhny al Arsenal y Rebrov a Tottenham.
En 2000 volvió a compaginar sus tareas como entrenador de club y selección a la vez. A diferencia de su predecesor Yozhef Sabo que solo llamaba jugadores de Dínamo, Lobanovskyi expandió sus convocatorias con futbolistas de otros clubes ucranianos. Tras quedar segundos del Grupo 5 a cuatro unidades del clasificado Polonia, los Auriazules se jugaron la clasificación a Corea/Japón en el repechaje ante Alemania. Se impuso la lógica y, tras el 1-1 en Kiev, los teutones ganaron 4-1 en el Westfalenstadion de Dortmund y se metieron en la Copa del Mundo. Lobanovskyi renunció y la Ucrania independiente tuvo que esperar cuatro años más para clasificar por primera -y por ahora única- vez a un Mundial.
El primer ataque cardíaco sufrido por el matemático fue en 1988 y muchos se sorprendieron por su aspecto desmejorado cuando regresó de su experiencia en Medio Oriente. Semanas después del repechaje ante Alemania, sufrió otro infarto que requirió cirugía. De este modo, se le prohibió viajar en avión y se ausentó cada vez que Dínamo jugó de visitante en esa Champions League. El 7 de mayo de 2002, se desmayó durante el partido que su equipo jugó de visitante ante Metalurg Zaporizhzhya y volvió a infartarse camino al hospital. Falleció el 13 de mayo en el hospital de Zaporizhzhya y se dice que a su funeral asistieron alrededor de 150.000 personas, desde el Presidente de Ucrania -quien le otorgó la orden póstuma de Héroe Nacional- y muchos jugadores que dirigió -como Belanov, Rebrov, Blokhin y Shevchenko- hasta diversas personalidades de su país.
Cuando Milan ganó la UCL en 2003, Sheva dejó su medalla de oro en la tumba del Coronel. En su honor, el estadio de Dínamo -usado principalmente en el torneo local- pasó a llamarse Stadion Dynamo Valeriy Lobanovskyi (en citas internacionales aún utiliza el Olímpico).
Considerado creador del fútbol total junto a Rinus Michels, Marcello Lippi lo considera “uno de sus profesores”, Luis Aragonés afirmó que “los equipos de Lobanovskyi eran máquinas de fútbol que neutralizaban física y mentalmente a sus rivales” y Franz Beckenbauer lo definió como “un adelantado a su época que formó equipos de clase mundial en los 70’, 80’ y 90’”. Referente del fútbol soviético, leyenda en Ucrania e ídolo en Dínamo Kiev, Valeriy Lobanovskyi es un director técnico que influenció todo aquel que se cruzó en su camino.
- AUTOR
- Guido Antonelli
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