Historias
Vasas Sport Club: Un equipo de acero
Budapest, la capital húngara, tiene una historia que se remonta al Imperio Romano. Los magiares (húngaros) llegaron después, desde el este, y se instalaron en esa zona privilegiada junto al Río Danubio. Los primeros asentamientos fueron saqueados, la supervivencia en la Europa del Este Medieval no era sencilla ante tanto movimiento de pueblos tras la caída de la hegemonía romana.
La historia de Budapest es la historia de Europa del Este. La mixtura de pueblos y religiones. La frontera, el campo de batalla de la Guerra Santa entre cristianos y musulmanes. El aroma asiático filtrándose en la cultura europea. Es la historia de la emancipación, en 1849, del dominio del Imperio Habsburgo, y la consolidación de Hungría como estado nación al finalizar la Gran Guerra en 1919. Nacía un estado nuevo, sobre las bases de la nación Magiar. Sin embargo, el peor momento de la ciudad estaba por llegar; Budapest fue destruida, y el puente que unía los márgenes del Río Danubio fue derribado, producto de los combates entre el Ejército Rojo y las tropas del Tercer Reich en la contienda bélica mundial finalizada en 1945.
Después de las bombas, la historia pondría a Budapest como una de las ciudades que integraban el Telón de Acero. La franja de países independientes que se alinearon a la órbita de la URSS. Sin embargo, la ciudad vería los tanques soviéticos nuevamente en 1956, cuando ingresaron para sofocar la rebelión húngara contra dominio que ejercía el Kremlin a través del Partido Comunista de Hungría. De todos modos, no fueron solamente tanques lo que trajo la influencia comunista. La época dorada del fútbol húngaro se escribió entre el 50 y el 75, y uno de los clubes que forjaron el fútbol socialista fue el Vasas de Budapest.
El gobierno comunista dirigió su foco a los clubes de fútbol y dio un impulso notable al deporte, rasgo característico de la Europa comunista de pos guerra. El Partido Comunista y el estado eran prácticamente una fusión, y muchos clubes fueron incluidos a esta órbita. Así es como en la Hungría del camarada Mátyás Rakosi, los clubes de Budapest fueron el campo de entrenamiento de la histórica Selección Húngara de 1954, aquella primera víctima de Alemania, la verdugo de los grandes equipos en campeonatos mundiales. El entrenador de ese combinado, Gustav Sebes, utilizó al Kispesti FC de Budapest como plataforma principal, para la conformación de esa verdadera máquina, a la que se considera el antepasado más fiel de la Naranja Mecánica, la otra joya también eclipsada por Alemania. La Selección obtuvo el oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 al arrasar a sus rivales y tras vencer a Yugoslavia en la final y, de la misma manera, llegó a la final de la Copa Mundial Suecia 1954. Sin embargo el equipo teutón le amargaría la fiesta ganándole 4-2.
La influencia del gobierno fue directa. En 1949 el ejército húngaro se adueñó del club Kispesti y le cambió el nombre por Honved FC. Por otro lado, el MTK de Budapest, fue el segundo bastión del fútbol comunista húngaro. El club cayó en la órbita de la policía secreta y se convirtió en una fuente de jugadores para la selección nacional. Esos dos clubes son los que más estrechamente estuvieron vinculados con el gobierno comunista, ya que el equipo número uno de Budapest, el Ferenkváros, no se adecuaba a las preferencias del gobierno, y muy bien hacían, ya que desde su fundación fue un club vinculado a la aristocracia y posteriormente el nacionalismo húngaro.
Sin embargo, el verdadero club de hierro es el Vasas de Budapest (su traducción literalmente es “de hierro”). Fundado en 1911 por obreros que conformaban el Sindicato Húngaro de Trabajadores del hierro. Un club que tiene la esencia anarquista y sindicalista del fútbol de principios de Siglo XX. Porque si hablamos de aquellos como el Ferenkváros o el Újpest Football Club, formados entre 1870 y 1900, debemos decir que fueron la expresión de las élites, en su búsqueda del ocio. Pero las asociaciones fundadas en la década del 10 y del 20, en su mayoría, tienen el impulso de la lucha de clases. Es Vasas un club de obreros de principio de siglo, formado en una ciudad portuaria, una ciudad ferroviaria. Un equipo de trabajadores del hierro, de manos curtidas, de sueños de revolución.
Tras su fundación, el club ascendió a Primera División, y tuvo un andar muy discreto hasta la década del 50 donde comenzó a disputar la hegemonía de Ferenkvarós y Honved. Los palmares comenzaron a apilarse uno tras otro; seis Ligas de Hungría (1957, 1961, 1962, 1965, 1966, 1977), cuatro Copas de Hungría (1955, 1973, 1981, 1986), seis Copas Mitropa – Copa Europea en la cual participaban equipos de Checoslovaquia, Hungría, Italia, Austria, entre otros. (1956, 1957, 1962, 1965, 1970 y 1983). Su mejor participación en Champions League fue en la temporada 57/58, gracias a ese gran equipo que obtuvo la liga y la Copa Mitropa, cuando cayó en semifinales ante el Real Madrid. A todas estas chapas debemos agregarle otra no menos importante: la Copa Ciudad de Mar del Plata en 1968, a la que fue invitado junto a la Selección de Checoslovaquia. Tuvieron problemas para entrar a Argentina ya que la dictadura de Onganía (Juan Carlos, fue un militar, presidente de facto y dictador argentino que ejerció el cargo de presidente de la Nación Argentina de facto entre 1966 y 1970) se las complicó un poco, pero finalmente los dejaron ingresar, y encima de todo se terminaron llevando el trofeo luego de vencer a River por 3-0 en la final.
El último título fue en 1986, si miramos las fechas de sus logros podemos ver cómo se diluye el poder del club al acercarse la década del 90. La caída del muro, el cierre del telón, la Perestroika. La hegemonía vuelve a ser de Ferenkvaros, mientras que se suman clubes nuevos a la disputa. La lógica ya es otra. El avance del capitalismo sobre las economías de los países que fueron satélites de la URSS modificó todo. El Vasas fue lentamente apagando su llama revolucionaria. El sistema te doméstica sin que te des cuenta. Te aburguesa. Ahí está el Vasas; permanece. Hoy vuelve a Primera. Como decimos por estos lados; Le quedó chica la B, ya que de las cuatro temporadas que jugó en este último paso por Segunda División obtuvo el tercer puesto en las tres primeras y el primer puesto consagrando el ascenso en la cuarta. Para los húngaros queda ese lejano recuerdo de los duros años comunistas. El mundo del deporte siempre recuerda ese momento de gloria del fútbol húngaro en el que Vasas supo ser protagonista principal.
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- AUTOR
- Nicolás Diana
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